En el mundo, están surgiendo nuevas tecnologías que exigen el
desarrollo de nuevas técnicas de producción, modelos de negocio y cadenas de
valor, las cuales transformarán la producción global de bienes y servicios. Al
respecto, existen ejemplos como el “internet de las cosas”, la robótica, la
inteligencia artificial, los sistemas móviles, entre otros. Su rapidez y
alcance añaden complejidad a la ya desafiante tarea de implementar estrategias
y promover la productividad y el crecimiento sostenible. Por ello, el Foro
Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) elaboró el reporte Readiness
for the Future of Production Report 2018, que busca crear conciencia
respecto de futuros cambios en los procesos productivos.
El reporte se centra en el crecimiento y la transformación
sostenibles. Para ello, evalúa los distintos motores de producción, entre los
que se incluyen tecnología e innovación, capital humano, comercio mundial e
inversión, marco institucional, sostenibilidad de recursos y entorno de la
demanda. Asimismo, observa las estructuras de producción, midiendo la
complejidad y escala de la economía.
En esta edición, se identificó que solo 25 países de todos los que
fueron evaluados (100) se encuentran preparados para cambios drásticos en el
futuro y, a su vez, estos concentran el 75% del valor agregado manufacturero
mundial. Ello se debería al creciente mercado que pueden ofrecer, así como al
valor industrial que tienen sus tierras. Entre ellos, los que más destacan en
materia de estructura productiva son Japón, que lidera el ranking con un
puntaje de 8.99 sobre 10; Corea del Sur (8.85); Alemania (8.68); Suiza (8.39) y
China (8.25). Cabe destacar que EE.UU. tiene el mejor promedio relacionado con
motores de producción (8.16), seguido por Singapur (7.96) y Suiza (7.92). Todos
estos países han sabido evolucionar y anticipar una nueva industrialización, lo
cual genera prosperidad en la economía. De hecho, este sector es uno de los más
importantes en la economía, ya que, gracias a su efecto multiplicador, crea puestos
de trabajo indirectos. Por ejemplo, en EE.UU., por cada empleo en manufactura
se crean 3.4 puestos de trabajo en otros sectores.
LO QUE SE DEBE HACER
El 90% de países de África, Medio Oriente y Latinoamérica están
clasificados como emergentes y son los menos preparados para el progreso
productivo. Estos países deben determinar qué tipo de manufactura necesitan
implementar en sus territorios, si avanzada o tradicional, ya que es importante
enfocarse en el desarrollo de los diversos motores de producción con el fin de
acelerar la preparación para el futuro de la producción. Países como el Perú,
que se encuentran dentro de este grupo, deben centrarse en la construcción de
un sólido marco institucional, que facilite la forma de hacer negocios. Con
esto se atraería mayor inversión extranjera, que es crítica para la difusión
del conocimiento y la tecnología.
De igual manera, cabe indicar que nuestro país es el peor
posicionado en comparación con los países que conforman la Alianza del
Pacífico, con un puntaje de 3.67 (puesto 78) y 4.16 (puesto 76) en estructura
productiva y motores de producción, respectivamente. Los puntos a mejorar están
asociados a la habilidad para innovar, la infraestructura, la disponibilidad de
científicos e ingenieros, las prácticas laborales y el Estado de derecho. En
contraparte, México es el mejor ubicado (puesto 22 y 46) y ello lo clasifica
dentro de los países Legacy, que poseen una buena estructura productiva,
pero aún faltan mejorar los motores de producción para el futuro. Mientras
tanto, Colombia y Chile se encuentran en el mismo grupo de países que el Perú,
pero en puestos superiores.
Por otro lado, resulta relevante destacar las recomendaciones del
WEF con relación a una creciente cooperación entre el sector privado y el sector
público para poder construir oportunidades y definir acciones a nivel nacional,
regional y global. De hecho, países como Japón y Alemania han usado este
mecanismo para elaborar estrategias de automatización e intercambio de data en
la industria. Entonces, dicha colaboración complementaría el modelo tradicional
y lograría que los Gobiernos se unan de manera efectiva con la industria y
centros de investigación para, así, generar nuevas técnicas que otorguen mayor
valor a la producción.
La tecnología sigue trascendiendo conforme la revolución digital
se impone y ello afecta al mundo entero, producto de la globalización. Por
tanto, los países deben tomar conciencia para estar preparados y obtener
beneficios de este gran cambio. En cuanto al Perú, todavía queda mucho por
hacer, comenzando por ponernos al día con países que integran la Alianza del
Pacífico. Es necesario diferenciarse apostando por la profundización de
nuestras ventajas comparativas, así como el desarrollo de planes estratégicos
con visiones de largo plazo que permitan mejorar la interconectividad, el
monitoreo y la eficiencia en el uso de los recursos. https://comexperu.org.pe/articulo/peru-lejos-de-la-revolucion-productiva
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