Recientemente, algunos gremios de productores de papa alzaron su
voz de protesta en contra de las importaciones de papa preparada (prefrita
congelada, principalmente), ya que, según ellos, estas habrían ocasionado el
desplome del precio local de este cultivo. En consecuencia, solicitan la
revisión de acuerdos comerciales, para poner fin a la importación de este
producto, así como implementar mecanismos de protección.
Ante el bloqueo de carreteras por parte de un grupo de
productores de papa, el Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri) suscribió
un acta con ellos, en la cual se acordó que cinco Gobiernos regionales
comprarían la sobreproducción de este producto, y que se implementaría una Mesa
Técnica de Trabajo que atienda el problema estructural. ¿Cuál es la coyuntura
en torno al bajo precio de la papa? Y más importante, ¿cómo se puede ayudar a
este sector de los agricultores?
La papa es uno de los principales cultivos agrícolas en el país.
De acuerdo con el IV Censo Nacional Agropecuario, elaborado por el Instituto
Nacional de Estadística e Informática (INEI), el cultivo de papa es el sustento
de más de 710,000 familias; asimismo, según el Minagri, se estima que en 2016
generó alrededor de 33 millones de jornales (4% del PBI agrícola). Por tanto,
impulsar reformas para un adecuado desarrollo de este sector, no solo resulta
estratégico para la actividad económica, sino que, además, sería una herramienta
importante para reducir la incidencia de la pobreza. Para ello, resulta
fundamental identificar cuál es el principal problema que enfrentan los
agricultores de papa. ¿Realmente son las importaciones? Las cifras demostrarían
que no y que la raíz de sus males está en la baja competitividad.
De acuerdo con cifras de la Sunat, en 2016 se importaron 33,520
toneladas de papa prefrita (US$ 27.5 millones) y, hacia noviembre de 2017, unas
29,874 toneladas (US$ 24.8 millones), cifras importantes a primera impresión,
pero que representaron apenas un 0.7% de la producción nacional en 2016 (de
4.5 millones de
toneladas, según el Minagri) y un 0.6% de la producción hacia setiembre de 2017
(de 4 millones de toneladas), sin que tuviesen algún impacto en el precio de
este cultivo. Por el contrario, en los últimos diez años, el precio promedio en
chacra muestra una tendencia positiva, al pasar de S/ 0.45 el kg en 2007 a S/
1.03 en 2016, según información del Minagri. Curiosamente, durante el mismo
periodo, las importaciones de papa prefrita tuvieron un crecimiento
considerable, pues en 2007 se importaron 4.8 toneladas, frente al volumen
actual de más de 33,000 toneladas, lo que demostraría que la importación no
impactó de manera negativa en el precio del cultivo.
El alza en el precio habría inducido una mayor producción
continua de papa, presionando posteriormente el precio a la baja, debido a la
sobreproducción, por ejemplo durante 2010 y 2014, así como en 2017, en los
puntos de abastecimiento, principalmente en el Gran Mercado Mayorista de Lima
Metropolitana (GMML), que presenta el mayor movimiento comercial de productos
agrícolas. De esta manera, entre 2007 y 2016, la producción creció a una tasa
promedio anual del 3.3%; mientras que, hacia el tercer trimestre de 2017, fue
un 6.1% mayor a la registrada en 2016. Ese año se comercializaron unas 540,577
toneladas de distintas variedades de papa en el GMML, de las cuales el 81%
correspondió a la variedad de papa blanca; mientras que en 2017 fueron unas
598,016 toneladas solo de esta última variedad.
SOLUCIONES, NO PROBLEMAS
En este contexto, resulta absurdo pretender bloquear la
importación de papa prefrita, la misma que atiende a un sector muy específico
de las cadenas fast food o restaurantes (pollerías, mayormente),
quienes, de acuerdo con un esquema de costos y la demanda de sus consumidores,
deciden qué producto ofrecer. ¿Acaso se les obligará a comprar algo que les
supondría mayores costos/precios? Imponer barreras a estas importaciones, que
no inciden en la formación de precios de la papa fresca en el mercado nacional,
sería en la práctica hacerlo. Revisar acuerdos comerciales para levantar
barreras a estas importaciones violaría, además, la normativa internacional de
la Organización Mundial del Comercio (OMC) e incumpliría los acuerdos
comerciales asumidos por el Perú.
Por otro lado, establecer un sistema de franja de precios, como
también se propuso, terminaría por distorsionar el mercado de este cultivo en
el país, tal como ocurre con los que a la fecha lo mantienen (maíz amarillo
duro, arroz pilado, azúcar blanca y leche entera en polvo). No se necesita
proteccionismo, que perjudica al consumidor peruano, sino capacitar y darles
herramientas a los agricultores para que aumenten su productividad. Según el
INEI, solo un 7.3% de los productores agropecuarios recibió capacitación,
asistencia técnica y asesoría empresarial. Ello se ve reflejado en la baja
productividad del cultivo de la papa, pues si bien ocupamos el puesto 17 en el ranking
global de producción, nos ubicamos en la posición 115 en lo que a rendimiento
se refiere, según datos de la Organización de
las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus
siglas en inglés), muy por debajo de países como Chile, Ecuador, Brasil y
Colombia.
Por lo anterior, saludamos la iniciativa del Minagri para
establecer una Mesa Técnica de Trabajo con los productores de papa, siempre que
en esta se aborden los problemas estructurales que enfrenta la producción de
dicho cultivo, pues los paliativos solo sirven para calmar tensiones en el muy
corto plazo, sin resolver el problema de fondo: la baja competitividad. ¿O
acaso destinaremos S/ 1.5 millones de los ingresos de las regiones para comprar
los excedentes de la producción de papa todos los años? https://comexperu.org.pe/articulo/papa-la-raiz-del-problema
Comentarios
Publicar un comentario