En un escenario en el que existe
incertidumbre sobre la implementación de políticas públicas que aseguren un
desarrollo y crecimiento sostenibles de nuestra economía, sorprende escuchar
voces oportunistas que salen a la carga con ideas retrógradas que apuntan a
cambiar el modelo económico que tan buenos resultados nos viene dando, hacia
uno con mayor intervencionismo, con mayor participación del Estado en
actividades empresariales (ver Semanario N.° 909). Más
aún, cuando algunas algunas vienen de parte del sector empresarial, que bien
podría abogar por un mercado amplio para la industria peruana, pero que pone en
entredicho los beneficios, alcances y logros que la apertura y los acuerdos
comerciales han logrado en bienestar de la economía, oponiéndose a las
negociaciones de un tratado de libre comercio (TLC) con la India. Tal posición
conlleva una serie de inconsistencias e inexactitudes con respecto a la
integración comercial que en el presente artículo rebatiremos.
SECTOR TEXTIL, LA EXCUSA DE SIEMPRE
En años anteriores, el sector textil y
confecciones fue uno de los más destacados de nuestra economía, y una fuente
importante de empleo en la industria manufacturera; sin embargo, este boom,
dadas las características y condiciones del sector en nuestro país, parece
estar terminando. Quienes se oponen a la firma de acuerdos comerciales con
potencias asiáticas, como anteriormente ocurrió con China y actualmente con la
India, sostienen reiteradamente el argumento de la amenaza que estos significan
o podrían significar para la industria textil. No obstante, ignoran los
problemas más graves de este sector, los cuales finalmente son los que terminan
estancando su crecimiento y haciendo menos competitivos sus negocios.
Buena parte de las empresas del sector textil
opera bajo una modalidad bastante tradicional y le ha costado adaptarse a las
nuevas tendencias globales como, por ejemplo, el uso de fibras sintéticas. A
esto se le añade la falta de innovación, tanto en métodos de producción como de
mejora de productos, y una oferta nacional limitada. Asimismo, nuestro país no
puede apostar por el uso de semillas de algodón genéticamente modificadas —las
cuales disminuirían considerablemente el uso de pesticidas y mejorarían su
rendimiento—, debido a una moratoria establecida en el Gobierno anterior (ver Semanario N.° 906). Todo
esto nos ata de manos y no permite el despegue que el sector necesita tan
urgentemente. Atribuir la responsabilidad del actual desempeño del sector a la
apertura comercial resulta, entonces, una visión sesgada, proteccionista y con
el único fin de favorecer a determinadas industrias, algo que no podemos
permitir.
IMPORTANCIA DE LA AGROINDUSTRIA Y OTROS
SECTORES
Por otro lado, no es posible afirmar que el
único sector que se ha visto favorecido en los últimos años ha sido la
agroindustria. Como se puede ver en el gráfico, a partir de la profundización
comercial —acentuada por la firma del TLC con EE.UU.— el sector metalmecánico
ha experimentado un crecimiento acumulado del 142% en el periodo
enero-noviembre de los últimos 10 años. Si bien en 2015 y 2016 el sector
experimentó una caída, se recuperó en 2017, debido a las exportaciones de
productos relacionados a partes de maquinaria y aparatos.
Según cifras del Fondo Monetario
Internacional, la India es actualmente la sétima economía más grande del mundo,
con una población que sobrepasa los 1,300 millones de habitantes y un PBI
estimado de US$ 2,264 billones en 2017 (+6.7%), el cual se espera que alcance
un crecimiento del 7.4% en 2018. El panorama económico positivo de dicho país,
junto con el amplio y potencial mercado aún sin explorar que posee, lo
convierten en un destino que no podemos ignorar simplemente por miedos o
intereses de determinados agentes.
VISIÓN COMPREHENSIVA DEL COMERCIO EXTERIOR
La apertura comercial no solo tiene un
impacto positivo en el crecimiento de las exportaciones, sino en el de las
importaciones y en la entrada de capitales extranjeros destinados al comercio
de bienes, servicios e inversiones. Por ejemplo, a partir de la implementación
del TLC con China, nuestras importaciones de bienes de capital e intermedios se
incrementaron un 60.1% y un 57.8%, respectivamente, entre 2010 y 2016, periodo
en el cual los montos arancelarios se redujeron en más del 80% y el 20%,
respectivamente. Por otro lado, los efectos de la apertura comercial se
observan principalmente en el cremiento ininterrumpido de la economía peruana
en los últimos años y la reducción de las tasas de pobreza y pobreza extrema,
la primera de las cuales bajó casi 29 puntos porcentuales en el periodo
2006-2016.
El Ministerio de Comercio Exterior y Turismo
se encuentra trabajando activamente para conseguir una mayor integración
comercial con el mundo, a través de diversos acuerdos y tratados cuyos
beneficios, en el mediano plazo, se verán reflejados en una mejora de los
indicadores de bienestar, como son la reducción de la pobreza y un mayor acceso
a la educación. Desde ComexPerú respaldamos totalmente estas medidas e instamos
a no entorpecer este esfuerzo por avanzar en materia de nuestra integración
comercial. https://comexperu.org.pe/articulo/la-apertura-comercial-si-va
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