Muchas
personas entienden por invernadero del futuro lo que, en algunos casos, es ya
el invernadero del presente. Al menos si hablamos de gente como el canadiense
Francis Gendron y sus colegas Christin Désilets y Curt Close, quienes a día de
hoy tienen claro cuáles deben ser los pasos a seguir para poder contar con un
invernadero que no suponga ni un gran coste económico ni un desperdicio de
recursos.
En
el momento de trazar el boceto del que sería el mejor invernadero en términos
sostenibles, esta pandilla de canadienses pensó en la necesaria urgencia de
ahorrarnos el coste que supone el transporte de mercancías, así como en la
utilidad de que cada persona sepa aprovechar su propio suelo y recursos. Aunque
llegaron a hacer referencia a posibles periodos de sequía o de guerras, no es
necesario ponerse en un panorama desalentador o apocalíptico para saber que
esta idea de Gendron nos permitiría ganar independencia, pasando así a
prescindir del servicio de terceros para alimentarnos.
¿Cómo
imitar la idea de Gendron?
Su proyecto de invernadero -un plan 100% DIY (Do It Yourself)-
tampoco dependería tanto del clima como los invernaderos más tradicionales.
Así, cada usuario podría cultivar productos orgánicos típicos de cualquier
zona.
El
hecho de no depender de condiciones climáticas ya casi no debe sorprendernos:
No hay que olvidar el importante papel que ha pasado a jugar en este ámbito la
iluminación LED, capaz de optimizar la producción en muchos invernaderos y con
un precio que tiende a la baja, lo que ayuda al bolsillo del que quiera
lanzarse con sus propios cultivos.
De
todos modos, Gendron se propuso en este caso crear un microclima propio en el
interior del invernadero aprovechando los recursos de la tierra y dando una
segunda vida a utensilios como neumáticos.
¿Cuáles fueron sus normas a la hora de poner
en marcha el proyecto?
·
El equipo decidió crear un invernadero semienterrado para
aprovechar así las propiedades aislantes de la tierra.
·
Utilizaron los neumáticos ya mencionados como paredes,
rellenándolos con tierra y manteniendo así la temperatura del interior.
·
Colocaron las placas de policarbonato clásicas de invernadero
mirando hacia el sur, algo básico para aprovechar al máximo las horas de sol
estando en el hemisferio norte.
·
Abastecieron el invernadero de agua mediante un efectivo sistema
de recogida de aguas pluviales. El líquido se almacena en barriles en el
interior de la instalación, ayudando así a regular la temperatura.
·
Se propusieron que el resto del diseño de la pieza fuese
ecológico, recurriendo a reciclar muchos otros elementos necesarios.
Esta
idea llegó a los de Canadá a raíz de la participación en un curso de la Earthship Academy. El número organismos que nos
animan a reducir nuestra huella de carbono es cada vez mayor. http://ecoinventos.com/el-invernadero-del-futuro/
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