La Cuarta Reunión
Ministerial del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) sobre
Seguridad Alimentaria, que se inicia hoy, en Piura, es una extraordinaria
oportunidad para que el Perú exponga el rol del pequeño agricultor y de la
agricultura familiar y su contribución a la seguridad alimentaria, ahora que el
mundo enfrenta las consecuencias del cambio climático y su impacto en el
abastecimiento de alimentos en el mundo.
La
posición peruana evidentemente es de respaldo a este tipo de agricultura, porque
gracias a ella pequeños agricultores, comunidades indígenas y empresas
comunales obtienen productos de una rica diversidad y se abre la posibilidad de
que obtengan beneficios con el comercio. Tal como lo ha afirmado el ministro de
Agricultura y Riego, José Manuel Hernández, el Gobierno busca que la
agricultura familiar sea el principal motor y soporte de la seguridad
alimentaria, puesto que en el Perú hay 2.2 millones de productores y cerca de
32 millones de consumidores, lo que significa que cada productor tiene como
cuota alimentar a 15 compatriotas.
Este enfoque no es nuevo ni exclusivo de nuestro país. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha destacado en diferentes oportunidades que la protección social y la agricultura familiar constituyen la receta esencial para acabar con la pobreza rural, la más difícil de erradicar. Para ello, el Estado debe tener una intervención integral –mediante los tres niveles de gobierno– en beneficio de los agricultores de todo el Perú, con el propósito de incrementar su productividad, lo que redundará en mejorar la inclusión social de los campesinos y la seguridad alimentaria de la población.
¿Por qué es importante la agricultura familiar en este contexto? Porque los pequeños agricultores disponen de una mayor oferta diversificada, son los que más controlan la degradación de suelos, usan adecuadamente los recursos y son los que preservan las variedades nativas, que puede significar la salvación del mundo en términos de alimentación. Además, el enfoque del Gobierno busca reducir aún más los niveles de pobreza con el crecimiento de este tipo de agricultura.
Del mismo modo, no se debe soslayar que los principales inversores en desarrollo agrícola son los propios agricultores, porque, lejos de generar dependencia o disminuir los esfuerzos por continuar las labores en el sector agrario, ayuda a que las familias superen las restricciones de crédito y de liquidez, y así se les alienta a proseguir con las actividades productivas.
Este tema también requiere necesariamente abordar el cambio climático. Las medidas que se adopten tienen que prevenir, mitigar y adaptar la práctica de la agricultura familiar a los efectos del calentamiento global, habida cuenta de que el Perú es una de las naciones más afectadas con este fenómeno, al punto que ya se ha confirmado el deshielo de diversos glaciales, lo que disminuye las fuentes de agua dulce, vital para la supervivencia humana y el desarrollo de la agricultura y la ganadería, entre otras actividades.
Este enfoque no es nuevo ni exclusivo de nuestro país. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha destacado en diferentes oportunidades que la protección social y la agricultura familiar constituyen la receta esencial para acabar con la pobreza rural, la más difícil de erradicar. Para ello, el Estado debe tener una intervención integral –mediante los tres niveles de gobierno– en beneficio de los agricultores de todo el Perú, con el propósito de incrementar su productividad, lo que redundará en mejorar la inclusión social de los campesinos y la seguridad alimentaria de la población.
¿Por qué es importante la agricultura familiar en este contexto? Porque los pequeños agricultores disponen de una mayor oferta diversificada, son los que más controlan la degradación de suelos, usan adecuadamente los recursos y son los que preservan las variedades nativas, que puede significar la salvación del mundo en términos de alimentación. Además, el enfoque del Gobierno busca reducir aún más los niveles de pobreza con el crecimiento de este tipo de agricultura.
Del mismo modo, no se debe soslayar que los principales inversores en desarrollo agrícola son los propios agricultores, porque, lejos de generar dependencia o disminuir los esfuerzos por continuar las labores en el sector agrario, ayuda a que las familias superen las restricciones de crédito y de liquidez, y así se les alienta a proseguir con las actividades productivas.
Este tema también requiere necesariamente abordar el cambio climático. Las medidas que se adopten tienen que prevenir, mitigar y adaptar la práctica de la agricultura familiar a los efectos del calentamiento global, habida cuenta de que el Perú es una de las naciones más afectadas con este fenómeno, al punto que ya se ha confirmado el deshielo de diversos glaciales, lo que disminuye las fuentes de agua dulce, vital para la supervivencia humana y el desarrollo de la agricultura y la ganadería, entre otras actividades.
La Cuarta Reunión Ministerial del APEC sobre Seguridad
Alimentaria, que se inicia hoy, en Piura, es una extraordinaria oportunidad
para que el Perú exponga el rol del pequeño agricultor. http://www.elperuano.pe/noticia-mas-agricultura-familiar-45947.aspx
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