BREXIT, LA PEOR AMENAZA QUE SE CIERNE SOBRE LA ECONOMÍA MUNDIAL LOS BANCOS CENTRALES DISPONEN DE HERRAMIENTAS PARA CONTENER EL PÁNICO POSTERIOR AL 'BREXIT', PERO NO PODRÁN EVITAR SUS GRAVES SECUELAS.
Durante la última semana, los mercados y los Gobiernos han
estado conteniendo la respiración. A medida que una encuesta tras otra sugería
que la mayoría de los británicos votará por la salida
de la Unión Europea, el brexit se ha ido
perfilando como la mayor amenaza que se cierne sobre la economía mundial.
La reacción a este miedo ha sido una huida
hacia la seguridad por parte de los inversores, un alarde de cautela por parte de los bancos centrales y una
frenética actividad entre bastidores para afrontar las turbulencias que pueden
desencadenarse tras el referéndum del jueves.
Las inquietudes sobre el brexit se han sumado a las dudas ya
existentes sobre la evolución de Estados Unidos y el crecimiento internacional,
instigando una puja por la renta fija solvente. Los tipos
de la deuda alemana, suiza y japonesa se han adentrado todavía más en
territorio negativo y los del bono americano a
10 años han marcado sus mínimos desde 2012. Las ventas desatadas en la
periferia de Europa indican que resurgen las dudas sobre la solidez institucional de Europa. La prima de riesgo polaca está acusando la perspectiva de que los miembros más pobres de
la Unión dispongan de menos fondos una vez que la partida de Reino Unido
obligue a recortar el presupuesto comunitario.
Todo esto no es, sin embargo, nada comparado con la volatilidad que se desatará al día
siguiente. La libra (que ya es, de todas las grandes divisas, la que exhibe el
peor comportamiento respecto del dólar en lo que va de año) será la primera
víctima de la decisión de dejar la UE. La estampida de capitales hacia refugios como el franco suizo o el yen infligirá un daño
adicional a dos países que ya tienen problemas con la excesiva apreciación de
sus divisas. El impacto inevitable en la confianza general incluso se ha dejado
sentir en la Reserva Federal, que se ha visto forzada a
aplazar cualquier decisión sobre los tipos.
No se extrañen de que otros bancos centrales estén poniéndose
también la venda antes de la herida. En Suiza mantuvieron el precio del
dinero el jueves, y alegaron para justificarse la incertidumbre creada por el
referéndum. El Banco de Japón tampoco bajó los tipos, a
pesar de la ausencia de inflación, pensando seguramente que la decisión habría
tenido un efecto efímero y que es más prudente tener toda la pólvora lista, por
si acaso.
La libra será la primera
víctima de la decisión de dejar la UE
Los políticos deberían tomar, no obstante, la iniciativa, si
quieren evitar que el pánico se apodere de los mercados. El Banco
de Inglaterra ha puesto en marcha subastas adicionales de liquidez, para evitar que escaseen los fondos, y ha establecido líneas de
canje con otras autoridades monetarias, para garantizar el acceso a divisas
extranjeras. ElBCE, por su lado, ha
manifestado su disposición a respaldar todas las demandas de liquidez y a
atajar los estrangulamientos que puedan sufrir los bancos -y cabe esperar que
otros países adopten disposiciones parecidas.
Se trata de medidas cuya
eficacia se ha podido acreditar durante la pasada crisis financiera y que
deberían suministrar a los dirigentes un arsenal suficiente para afrontar el
desplome posterior al referéndum. Por desgracia, solo servirá para limitar el
deterioro inmediato. Los bancos centrales no pueden evitar que el brexit
inflija un daño profundo y duradero en la economía mundial.
El principal perjuicio lo
sufrirá, naturalmente, el Reino Unido, y el gobernador del Banco de Inglaterra
ya ha advertido que para aliviarlo no bastará una rebaja de tipos. Si la libra
se hunde de forma significativa, las autoridades podrían hallarse ante una
combinación de estancamiento económico y brote inflacionista que plantearía un
dilema imposible.
Las ondas del brexit se extenderán mucho más allá de sus
fronteras. Los socios comerciales estrechos, como Irlanda, y los grandes inversores en la isla, como Holanda, son los más vulnerables, pero ningún país saldrá beneficiado. La OCDE ha calculado que las pérdidas acumuladas para la UE rondarán el
1% del PIB en 2020. El mercado único será también más pequeño e inestable. Ante
problemas de esta naturaleza, poco puede hacer un banco central.
http://www.expansion.com/actualidadeconomica/analisis/2016/06/23/5769155b468aeb2c068b456b.html
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