Las
tecnologías emergentes en el ámbito automovilístico han traído consigo
problemas de seguridad como resultado de la utilización de nuevos equipos y
herramientas que suponen serios riesgos para los profesionales que no dispongan
de las habilidades necesarias para su manejo. Aunque el sector del
mantenimiento de vehículos afecta a una parte muy importante de la economía,
hasta el momento se ha prestado poca atención a las condiciones de salud y
seguridad de los trabajadores afectados, y los estudios existentes se han
centrado en el riesgo provocado por la combustión convencional.
Ahora,
profesores del departamento de Economía y Administración de Empresas de la
Universidad de Málaga, en España, publican en el International Journal of
Industrial Ergonomics un estudio que supone una novedad en los temas de
seguridad derivados de la reparación de automóviles, además de servir como
punto de partida para lograr la optimización de los recursos existentes para la
evaluación y la gestión de los riesgos laborales derivados de estas prácticas.
Como
explica Antonio López, uno de los autores, “el rápido desarrollo de las
tecnologías ha producido nuevos riesgos de salud y de seguridad como resultado
de la utilización de nuevos equipos, ya que no son muchos los expertos
familiarizados con la fabricación y la reparación de estos vehículos”.
La
investigación también indica que algunos de los problemas del sector se derivan
del gran número de profesionales que han adquirido sus habilidades mecánicas
mediante la experiencia práctica. La formación especializada de los mecánicos,
así como el diseño de protocolos específicos para cada riesgo, constituyen una
prioridad indiscutible entre las medidas a implementar.
Por ejemplo, las
soldaduras son uno de los factores de mayor riesgo entre los analizados: “Es
necesario requerir diferentes habilidades y cualificación a los trabajadores, y
que únicamente los profesionales autorizados con el entrenamiento adecuado puedan
exponerse a un tipo de mantenimiento peligroso”, señala el investigador.
Otros focos importantes
de riesgo son la manipulación del cableado de alto voltaje, la carga y descarga
de los condensadores de alto nivel y el montaje de motores, así como el contacto
con amianto –todavía permitido en determinados países– como la actividad más
peligrosa relacionada con el mantenimiento de vehículos.
En el trabajo, las
actividades de mantenimiento de vehículos y sus riesgos fueron estadísticamente
analizados. La metodología de la investigación incluyó la comparación de
protocolos de mantenimiento de las diferentes ingenierías analizadas: híbrida,
batería eléctrica o pila de hidrógeno. Estas actividades fueron identificadas
por un panel de expertos del sector del automóvil, especializados en seguridad
y salud laboral. Dependiendo de la frecuencia y la severidad, los riesgos
fueron calculados para cada actividad de mantenimiento.
A pesar de la aparición
de nuevos riesgos en los vehículos eléctricos, cabe señalar que las operaciones
de mantenimiento del vehículo tradicional obtuvieron en las pruebas las
puntuaciones más altas correspondientes con los mayores niveles de
peligrosidad. Si bien esto no es determinante –ya que el estudio no recoge la
exposición de los trabajadores en cada formato– para afirmar que esta
tecnología sea menos segura que otras, sí podría significar, ante una
exposición similar, un mayor riesgo adherido a las actividades relacionadas con
los coches de pila de hidrógeno.
Los autores señalan que,
bien sea por el surgimiento o desarrollo de nuevas tecnologías, o bien por los
riesgos poco conocidos de prácticas convencionales, los resultados de esta
investigación reflejan la urgente necesidad de formar a los profesionales del
sector automovilístico, además de servir como punto de partida para el diseño
de medidas específicas que protejan al trabajador y fomenten la habilitación de
espacios de trabajo seguros. (Fuente: Universidad de Málaga)
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