Un nuevo
abordaje de estudio para conocer más sobre el virus Zika: a través de minicerebros
cultivados en laboratorio, tal y como propone un grupo de estudiantes e
investigadores de la Universidad Johns Hopkins de Baltimore (EEUU). Sus
resultados son una muestra más de que, efectivamente, "esta infección
puede producir microcefalia, ya que ataca a las células progenitoras neurales
que construyen el cerebro y las convierte en 'fábrica' de virus". Así lo
relatan los autores en un artículo que acaba de publicar la revista Cell.
La idea
surge del hijo de dos científicos de la Johns Hopkins y otros dos estudiantes
de secundaria de dicha universidad mientras hacían prácticas de verano en
investigación. Se les ocurrió crear un equipo para el cultivo de los
minicerebros con una impresora en tres dimensiones, con la intención de
estudiar trastornos cerebrales como el Parkinson. "Llevamos tres años trabajando en la
consecución de un mejor modelo de investigación del desarrollo del cerebro",
señala Hongjun Song, profesor de Neurología y Neurociencia en la facultad de
Medicina de la Johns Hopkins. "Es una suerte haberlo podido utilizar para
el estudio del Zika, que ahora supone una gran crisis para la salud
pública". Como señalan los autores en su artículo, "se trata de un
modelo más realista (es tridimensional) que confirma lo que ya sospechábamos
por los resultados en los cultivos de dos dimensiones, es decir, que Zika
produce microcefalia. ¿Cómo? "Atacando principalmente a las células
progenitoras neurales que construen el cerebro y convirtiéndolas en 'fábricas'
de virus".
En los
últimos años, varios grupos de investigadores han comenzado a crear órganos
minúsculos a partir de células madre humanas para obtener un mejor estudio del
desarrollo de los mismos y de determinadas enfermedades y así
poder caminar más rápido hacia nuevas dianas de tratamiento.
Sin embargo, apunta Song, "las técnicas existentes para 'engendrar' un
minicerebro son muy limitadas por la complejidad del mismo, su alto coste y los
complicados protocolos requeridos".
Aunque los
minicerebros son tan pequeños como el tamaño de la cabeza de un alfiler, los
biorreactores que se utilizan para su crecimiento son mucho mayores, como una
lata de refresco. Esto encarece el proceso, ya que hay que costear los
nutrientes necesarios para cultivar las células madre humanas en laboratorio y
los factores de crecimiento químicos necesarios para la formación del órgano.
"Pocos laboratorios podían permitirse el lujo de producir suficientes
minicerebros como para comenzar una investigación", apunta Song.
A raíz de la idea de los tres estudiantes de secundaria,
Song y su esposa Guo-Li Ming, también científica de la Johns Hopkins y
profesora de Neurología, Neurociencia y Psiquiatría, han inventado una manera
de mejorar los biorreactores, con impresoras 3D. Es cierto que "el proceso
no ha sido tan sencillo, hemos dedicado tres años a este trabajo",
reconoce uno de los artífices de la idea, uno de los estudiantes, Xuyu Qian.
Con el
nuevo biorreactor, denominado llama Spin, este equipo de científicos ha
desarrollado tres tipos de minicerebros que imitan la parte delantera, la
central y la posterior de un cerebro humano y en ellos han estudiado el virus
Zika durante los 100 de su supervivencia. "Uno de los aspectos que pudimos
observar se centró en los efectos de la exposición al Zika en las diferentes
etapas del embarazo", expone Ming. Cuanto más temprano se producía la infección,
más graves eran sus efectos: abortos involuntarios, daños
cerebrales y microcefalia. Los investigadores constataron que el virus prefería
infectar a las células progenitoras neurales de los minicerebros, es decir,
especialmente durante el desarrollo cerebro, en el primer trimestre del
embarazo. "Usando la nueva técnica con la infección del Zika, hemos visto
que tenemos el sistema perfecto para estudiar el impacto del virus",
afirma Song.
"Los
datos que hemos obtenido sobre el virus Zika ponen de manifiesto el poder de
este sistema tecnológico para estudiar las diferentes etapas de la enfermedad y
observar los mecanismos que hay detrás de la infección", agrega este
especialista.
Tras
comprobar en laboratorio las consecuencias de la exposición al virus Zika
durante la gestación, este equipo de científicos tiene ya un siguiente
proyecto. "Queremos probar en los
minicerebros fármacos ya
aprobados por la Agencia Americana del Medicamento (FDA) para otras condiciones
para ver si se podría proporcionar cierta protección contra Zika"
http://www.elmundo.es/salud/2016/04/22/5719e999e2704e13778b45c9.html
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