A propósito de los resultados de la Evaluación Censal de
Estudiantes (ECE) 2015, así como del informe “Avanzando hacia una mejor
educación para Perú”, elaborado por la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos (OCDE), daremos un breve vistazo a la situación de la
educación. Si bien el Perú ya ha dado inicio al Programa País, lo que demuestra
un real interés respecto de su futura incorporación a la OCDE, las cifras nos
muestran que aún nos encontramos lejos a pesar de las mejoras en el sector. La
educación es imprescindible para el desarrollo sostenible de un país, dado que
posee externalidades sobre la competitividad, ingresos, seguridad, etc. Si esta
es de alto nivel, el país mejora sus ingresos y calidad de vida, de lo
contrario ralentiza su crecimiento y, por ende, su desarrollo. Es así que, hoy
en día, el ineficiente e insuficiente gasto en políticas educativas por parte
de la mayoría de gobiernos anteriores nos está pasando factura. La importancia
de una educación de calidad radica también en su impacto en la productividad
laboral. En el Perú, el capital humano (medido como años de escolaridad y
calidad educativa) constituye el 50% de la productividad laboral, que a su vez
refleja una brecha de ingresos entre el Perú y sus pares de la OCDE, de
alrededor de un 80%, según el informe referido. No obstante, a pesar de la
importancia de la formación de capital humano, una de cada tres empresas no
encuentra trabajadores con las competencias necesarias en el Perú. Mejoras y
retos En cuanto a cobertura, si bien el Perú ha logrado convertirse en un país
de ingresos medios altos, existe una gran brecha para lograr un desarrollo más
equitativo y sostenible. El promedio nacional de años de escolaridad es 11.1 y
se aspira llegar a 13; sin embargo, en la zona urbana es 11.9 y en el ámbito
rural 7.9. Además, el acceso a educación primaria al 2014 era casi universal
(92.9%), pero en el caso de inicial (81.3%) y secundaria (82.9%) existe gran
trabajo por delante, lo que evidencia el aún inequitativo acceso a la
educación, tal como señala la OCDE. Esta situación es preocupante, más aún,
porque la educación inicial y el nivel socioeconómico impactan sobre el
desempeño en el resto de niveles (primaria, secundaria y superior), es decir,
el rendimiento es mejor si se cursa el nivel inicial. Esta influencia en el
Perú es la más alta de toda América Latina, según evidencian los datos del
PISA1 2012. Asimismo, en nuestro país la correlación entre la calidad de los
recursos educativos y el estatus socioeconómico de los estudiantes es de 0.36,
la cifra más alta de la región. Por otra parte, los resultados de la ECE 2015
revelan un camino arduo. Si bien entre 2007 y 2015, el desempeño satisfactorio
de los estudiantes en matemáticas y lectura pasó del 7.2% al 26.6% y del 15.9%
al 49.8%, respectivamente, dichos avances se ensombrecen por las brechas entre
el ámbito urbano y rural, así como por el desempeño de algunos departamentos.
Por ejemplo, el 29.1% de los estudiantes de 2.º grado de primaria en el ámbito
urbano se encuentra apto para desarrollar problemas matemáticos, mientras que
en la zona rural solo lo está un 12.3%. Además, departamentos como Huánuco,
Ucayali y Loreto son los peor posicionados, con un desempeño satisfactorio
menor al 32% en lectura y al 18% en matemáticas. Adicionalmente, los resultados
de la prueba ECE en secundaria son alarmantes, aunque previsibles por el
desenvolvimiento en las pruebas PISA. A nivel nacional, tan solo un 14.7% de
los estudiantes de 2.º de secundaria comprende satisfactoriamente lo que lee,
mientras que un 9.5% puede resolver adecuadamente un problema matemático.
Asimismo, en matemáticas en el área rural tan solo un 2% se encuentra en el
nivel satisfactorio, incluso un 65.2% no tiene los conocimientos requeridos
previos al grado cursante; mientras que en el ámbito urbano el 10.5% logra
alcanzar el nivel satisfactorio y una buena parte de estudiantes no logró
consolidar los aprendizajes correspondientes a 1.º y 2.º de secundaria (41.7%).
Aunque durante los últimos años se ha avanzado, esto no es suficiente. Así, un
aumento y mayor eficiencia del gasto en educación es apremiante. Si bien existe
consenso entre los candidatos sobre ello, es necesario que especifiquen las
medidas que implementarían para sostener dicho aumento. Esto es necesario para
cerrar brechas de infraestructura (alrededor del 10% del PBI), implementar la
jornada escolar completa, elevar sueldos a maestros y demás. La inversión en
educación no es en un solo período, sino que requiere gasto permanente para
fortalecer su calidad. Además, no solo es cuestión del Ministerio de Educación,
entidad que ejecutó el 98% de su presupuesto en 2015, sino también de los
Gobiernos regionales. La OCDE ya advirtió que el bajo nivel de educación impide
el crecimiento de un país. La reforma educativa ya iniciada debe continuar para
lograr una educación de calidad accesible para todos. Por ello, la agenda
educativa debe ir más allá de estas elecciones y enmarcarse en una política de
Estado independiente del ciclo político.
http://www.comexperu.org.pe/media/files/semanario/semanario%20comexperu%20837.pdf
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