Los participantes en el Salón de Detroit
se ven forzados a redefinir su identidad ante la amenaza de los grandes actores
tecnológicos
El Salón de Detroit, el evento que desde hace décadas marca el
paso de las novedades en el automóvil, ve su
reinado amenazado por los nuevos actores tecnológicos. Hace solo un lustro era
difícil imaginar que General Motors (GM) eligiera la feria de electrónica de
consumo en Las Vegas, la mayor del país, para presentar su último modelo eléctrico,
el utilitario Chevy Bolt. Es lo que hizo también Volkswagen con el concepto de
microbús BUDD-e.
Ocurre
que Silicon Valley, la cuna de la innovación
en EE UU, está rompiendo con el status
quo de Detroit, haciendo cambiar de escenario anuncios que antes se
reservaban para la cita anual en Motor City o a cualquier otro salón
internacional. Pero los organizadores de la feria no van a ceder el cetro tan
rápido. La semana pasada se mostraron 45 nuevos modelos a la prensa, con
presentaciones en las que se puso especial énfasis en las innovaciones
tecnológicas y en seguridad, como hizo Volvo con el S90.
La
irrupción de Google en la industria automotriz, en cierta medida, está
provocando que los fabricantes tradicionales de coches tengan que redefinir su
identidad. Hace solo un año, los protagonistas de la cita de Detroit fueron las
camionetas tipo pick-up y modelos de gran cilindrada como el Ford GT. Esta vez, lo que
quieren mostrar es lo que van a poner en el salpicadero.
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“No nos asusta la
disrupción”, aseguraba Mark Fields, consejero delegado de Ford Motor, en el
acto previo a la apertura al público, “ya nos encargamos de hacerlo nosotros”.
Tampoco cree que haya que ver a Silicon Valley como “adversaria”. Pero sí
indicó que las empresas emergentes juegan aún “a las damas” mientras que
Detroit está en el “ajedrez”.
Nuevos retos
Ford y GM están
trabajando con varias tecnológicas para responder a las nuevas necesidades de
movilidad. Es lo que hizo Henry Ford cuando con el Model T transformó el
transporte. La oportunidad de los fabricantes un siglo después es similar, pero
el reto es diferente. Jeff Klei, de Continental, creo necesario que las
diferentes formas de pensar que tienen Detroit y de Silicon Valley emerjan.
Como señalaba Scott
Keogh, de Audi, se trata de conseguir una compañía que combine la industria y
lo digital. John Krafcik, de Google, dejaba claro que el objetivo al diseñar el
primer coche autónomo era mostrar que llegaban a la industria con una intención
pacífica, por eso eligieron un vehículo con forma de koala. “Queremos ayudar a
resolver un problema”, aseguró.
Lo cierto es que nunca
antes hubo una comunicación tan fluida entre Motor City y Silicon Valley.
Aunque los titulares se los lleva el coche autónomo, sigue siendo un sueño que
tardará en realizarse, casi más por cuestiones de riesgo legal para las
compañías en caso de accidentes que por razones técnicas. Las tecnologías
presentadas en Detroit son más del tipo de mejorar la experiencia de la
conducción y que tratan de vincular el coche a la rutina de la vida diaria.
La cita anual en
Michigan suele centrarse en modelos para la gente corriente, que se preocupa
más por la eficiencia y el tamaño de los vehículos que conducen que en la
potencia que tiene bajo el capó. Y esto pese a que el coste de llenar el
depósito es menor que hace un año gracias a desplome del barril de petróleo.
La combinación de la
gasolina barata —en algunas zonas de EE UU el galón, 3,7 litros, ya cuesta
menos de dos dólares— y tecnología hicieron que los fabricantes de coches
cerraran el año con ventas de 17,5 millones de unidades solo en el país
norteamericano. La cifra supera el récord previo a la crisis, que llevó a GM y
Chrysler a pasar por el taller de la suspensión de pagos para sobrevivir.
Visita de Obama
El presidente Barack
Obama visitará el miércoles el Salón de Detroit, siete años después salir al
rescate de la industria. Las condiciones de mercado de 2015, casi perfectas,
son difíciles de repetir. Los tipos de interés en EE UU están ahora al alza y
la incertidumbre por la moderación del crecimiento en China tampoco son buenas
noticias.
Fields niega que el
mercado esté “recalentado” pero admite que deben ofrecer valor a los clientes.
Y, como dejaron claro también desde GM, el abaratamiento de las gasolinas no va
a trastocar sus planes para desarrollar nuevos vehículos más eficientes. “Volverá
a subir de precio”, anticipa Keogh.
No es solo lo que se
gasta a pie de manguera. Como señalan los expertos, la industria no tiene otra
opción que ir hacia la plena electrificación de los coches, porque la normativa
que se aplica a las emisiones y al consumo de combustible es cada vez más
restrictiva. Se trata, además, de ganarse la confianza del público tras
escándalos como el de Volkswagen.
http://economia.elpais.com/economia/2016/01/17/actualidad/1453059403_112146.html
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