Perfil y proyecto
Después de unos años de
trotamundos, viviendo en Holanda, Suiza, Luxemburgo y Haití, Viviana Fernández
decidió que había llegado el momento de regresar a España. Con la crisis en
pleno apogeo, estaba convencida de que nadie le daría trabajo a pesar de sus cuatro
idiomas y dos carreras. La solución le pareció obvia: si no había un puesto
para ella, tendría que inventárselo. Estudió un máster en marketing digital en
el Instituto de Empresa y como trabajo final diseñó un proyecto de venta de
zapatosonline. Cinco años después Lolita Blu está en el mercado y sus ventas
no paran de crecer empujadas por la notoriedad que le dan sus clientas: desde
conocidas blogueras a modelos como Eugenia Silva, Ariadne Artiles o la propia
reina Letizia.
Sus padres llevan toda la vida
vendiendo zapatos en Galicia. “Mínimo 35 años”, calcula. Los mismos que tienen
ahora ella y su hermana melliza, María. Las dos crecieron entre sandalias, peep toesy botines.
Y aunque se consideran amantes de la moda y las tendencias, nunca habían
considerado continuar la tradición familiar. Sus padres preferían que se
dedicaran a otra cosa. “Saben lo esclavo que es tener un negocio y lo expuesto
que estás a los ciclos económicos”, justifica Viviana.
El plan de negocio que ideó en el
máster le hizo cambiar de idea. “Me di cuenta de que era un campo con
potencial”, explica. Llamó a su hermana, que por aquel entonces trabajaba como
fisioterapeuta, y le propuso una alianza. María había trabajado antes con sus
padres y conocía mejor el sector. Las dos estaban cansadas de encadenar
trabajos en los que cada día contaban las horas que quedaban para terminar.
“Queríamos ser nuestras propias jefas”, resume Viviana. “Y ambas confiábamos en
que el negocio iba a funcionar. Tenemos un producto bastante goloso: zapatos de
mucha calidad, fabricados en España, con un precio asequible”.
Una sandalia de fiesta de Lolita
Blu ronda los 80 euros, un precio que pocos podrían denominar de bajo coste.
Pero Fernández defiende que lo que ellas venden por Internet a 80 se encuentra
en la calle por 250. “En la calidad en la que nos movemos nosotras, los zapatos
son mucho más caros. Las sandalias de 20 euros de las grandes franquicias no
tienen suela de cuero ni están fabricadas con piel”, argumenta.
Empezaron sin créditos, con el
presupuesto que les daba su bolsillo. Al principio tenían más zapatos de otras
marcas que de la suya propia, pero poco a poco la balanza cambió de lado.
Fueron incorporando bolsos además de zapatos y ahora más del 65% de sus existencias
son marca Lolita Blu. Dicen que no son diseñadoras porque no hacen bocetos
sobre el papel, sino que personalizan los modelos. Eligen la horma del zapato,
el material, la forma, el color y los adornos que lleva. Y para cada cosa,
aprovechan las características que les ofrecen las cuatro fábricas valencianas
con las que trabajan.
» Viviana
Fernández estudió
periodismo y traducción e interpretación. El IE Business School la nombró mujer
del mes en 2013 por su labor empresarial. María Fernández es fisioterapeuta. Se encarga de
elegir y personalizar los zapatos de Lolita Blu y estar en contacto con las
fábricas.
»
Proyectos. Aunque ya
han conseguido introducir su marca en países como Francia, el objetivo es
aumentar las ventas en Europa. Se plantean abrir una tienda física en
Madrid.Han creado una colección solidaria con la fundación EnseñArte que da
formación artística a los niños que viven o trabajan en las calles de Bolivia.
Con el tiempo fueron afinando su
oferta a la demanda online.“Empezamos
vendiendo de todo, como mis padres. Pero nos dimos cuenta de que la gente que
compra por internet no busca el típico botín negro que puede encontrar en la
tienda de debajo de su casa”. Decidieron diferenciarse con “modelos atrevidos y
originales”. Y parece que acertaron.
Fernández cree que la clave de su
éxito radica en “hacer las cosas con cabeza, poco a poco”. “Hay mucha gente que
empieza a lo grande y luego tarda mucho en obtener beneficios. Nosotras
comenzamos sin oficina ni empleados. Trabajábamos desde casa y lo hacíamos todo
nosotras”, cuenta. Ahora tienen tres empleados en nómina más el fotógrafo, el
programador y el contable, entre otros, a los que contratan de forma puntual.
Pero lo más importante para que el
negocio prospere, asegura, es “conocer el terreno”. “Conozco a mucha gente que
quiere montar algo en Internet porque les suena que ahí las cosas van bien y
puedes empezar con poco dinero. Cuando empiezas con esa mentalidad vas a
fracasar seguro. Tienes que conocer lo que hay en el mercado para ofrecer algo
nuevo o mejorado”. Cuando abrieron la tienda onlinehace cuatro
años, querían presentar el lujo como “un derecho”. Fernández ríe al recordarlo.
“La moda no es frívola, es una forma de expresión”
http://economia.elpais.com/economia/2015/08/20/actualidad/1440087342_023575.html
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