LA AGRICULTURA Y EL FENÓMENO DE «EL NIÑO»: MÁS ALLÁ DE LA CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA


El fenómeno climático de El Niño, de magnitud extraordinaria, se hará presente con fuerza en la agricultura peruana, allí donde las exportaciones no tradicionales están en auge.
Por: Manuel Corimanya Muñoz
Estudios arqueológicos realizados en suelo peruano describen evidencias del fenómeno de El Niño desde la época preinca e inca, cuando los españoles llegaron y durante la República, con efectos menores y mayores. En los últimos 150 años se han identificado algunos devastadores, en forma intensa en nueve ocasiones y han sido catastróficos en 1891, 1925 y 1983.
El Niño previsto para el período 2015–2016, considerado el cuarto más intenso de los últimos 65 años, llega cuando se pensaba que sólo se tenía que lidiar con la desaceleración económica y la volatilidad del dólar. Hay preocupaciones y es que las pérdidas en El Niño de 1982 y 1983 fueron de 3,200 millones de dólares, el 11.6 por ciento del PBI.
Como coordinador de la Comisión Multisectorial del Fenómeno el Niño, el ministro de Agricultura y Riego, Juan Manuel Benites Ramos, sostuvo una reunión con el Consejo Directivo de la Sociedad de Comercio Exterior del Perú (ComexPerú) e invitó a todos los representantes de los gremios agrícolas a sumarse a los esfuerzos en las tareas de prevención y reducción de los impactos del evento climatológico.
El Seguro Agrario Catastrófico del Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri) ha considerado la atención de 229 mil campesinos y pequeños agricultores de las zonas altoandinas, con una cobertura a 547,296 hectáreas entre 12 a 14 cultivos y cuenta con un monto de 301 millones 12,800 nuevos soles, de presentarse El Niño. Cuánta razón tiene Martín Pérez Monteverde, presidente de la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (Confiep), al decir que la atención y tensión política deben ser una coyuntura menor frente a la amenaza del fenómeno El Niño y la desaceleración mundial.
El Niño de magnitud extraordinaria se hará presente con fuerza en la agricultura, allí donde las exportaciones no tradicionales de Perú están en auge. Donde nuestra palta Hass podría superar las 165 mil toneladas métricas al finalizar el año, precisamente cuando el país ya se afianzó como segundo exportador a nivel mundial. El mango, que se cultiva en la zona donde mayor afectará El Niño, se ha exportado en los primeros siete meses del año por US$ 151.1 millones, lo que significó un incremento de 25.8% respecto al mismo período de 2014, por la demanda de la Unión Europea y Estados Unidos.
Nuestro maíz fresco, también conocido como choclo y considerado de inclusión por ser cultivado por campesinos de Cajamarca, Cusco, Apurímac, Ayacucho, Áncash, Huancavelica, Junín y Huánuco, ha obtenido autorización para ingresar al mercado chileno. El maíz seco gigante blanco de Cusco se exporta en 51 por ciento. Actualmente enviamos seis variedades de este maíz. A Estados Unidos ya se accede.
Sería largo enumerar los logros en las exportaciones agrícolas no tradicionales peruanas. Por citar un ejemplo, se han logrado compromisos de venta por 101.7 millones de dólares en frutas por parte de empresas peruanas que participaron en la feria Asia Fruit Logística (AFL) 2015, realizada en Hong Kong del 2 al 4 de septiembre, lo que amerita toda medida para evitar que El Niño afecte a la agricultura peruana.
Son días de preocupación para los principales medios de comunicación, que se refleja en sus aseveraciones y comentarios sobre el pronóstico hecho por autoridades con respecto a la aparición del fenómeno de El Niño de 2015 y primeros meses de 2016, que sucede cuando dos corrientes de aguas submarinas “distorsionan” sus tradicionales rumbos y causan daños económicos y sociales, con consecuencias para los años siguientes.
Sudamérica se encuentra atemorizada ante los estragos que podría causar El Niño, dado que sus anomalías se presentan ya como producto del cambio climático desde hace varios años. La actividad económica que está siendo seriamente afectada en estos países es la agricultura, pues se dan precipitaciones hídricas excesivas y sequías extremas.
Perú tiene como recuerdo fresco y demasiado ingrato la presencia de aquel Niño que se desarrolló de agosto de 1982 hasta julio de 1983, porque aún quedan vestigios pese a haber transcurrido 33 años de su catastrófica presencia. Para la agricultura, fueron 192,825 hectáreas de cultivo perdidas y 442,623 hectáreas de cultivos afectados.
En el norte peruano llovió intensamente desde diciembre de 1982 hasta junio de 1983, se incrementó el volumen de agua en los principales ríos de la costa provocando severas inundaciones, se malogró la siembra en cuencas y valles y en los campos del sur se dio la mortandad del ganado y pérdida de cultivos por la extrema sequía. El total del impacto económico se tradujo en pérdidas por US$ 800 millones en la zona norte y US$ 200 millones en la sierra sur, mientras el PBI descendió hasta en –12%.
La industria pesquera sufrió una gran pérdida, debido a que las  especies se trasladaron hacia el sur del continente. Si algo deben considerar hoy las autoridades involucradas en el tema de los desastres naturales, es el hecho de que los funcionarios que afrontaron el fenómeno de El Niño en el período 1982-1983 se negaron a escuchar a los especialistas y técnicos que laboraban en el campo. A inicios del 82, con antelación, informaron sobre los indicios que delataban la presencia de ese “Niño”.
El gobierno del presidente Ollanta Humala ha tomado sus previsiones y declaró oficialmente en emergencia 14 departamentos o regiones, medida legal que le permite planificar gastos no previstos en el presupuesto público, destinados a la limpieza y descolmatación en los ríos del país. Mediante el Decreto Supremo 58-2015-PCM —que amplía a 60 días la declaratoria de emergencia—, las autoridades pertinentes aceleran la ejecución de las acciones inmediatas y necesarias.
El Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) dio a conocer que aún queda por realizar limpieza de drenes, reforzamiento de riberas y otras medidas diseñadas para reducir el impacto en un 57.75 por ciento. El Comité Multisectorial Encargado del Estudio Nacional del Fenómeno El Niño (Enfen) informó que existe un 55 por ciento de probabilidades de que este evento climatológico alcance una magnitud fuerte o extraordinaria en el próximo verano y que produzca la misma devastación que trajo en los años 1982-83 y 1997-98.
Como previniendo este “Niño Terrible”, el Minagri ha considerado que se atienda mediante el Seguro Agrario Catastrófico a 229 mil campesinos y pequeños agricultores de las zonas altoandinas. Esto significa una cobertura de 547,296 hectáreas. El monto que dispone el Seguro Catastrófico es de 301 millones 12,800 nuevos soles para atender de 12 a 14 cultivos. Los agricultores ubicados por encima de los dos mil metros sobre el nivel del mar en ocho departamentos o regiones serán los beneficiarios. Es una población considerada  muy vulnerable a los efectos de los desastres naturales.
Este Seguro está previsto para las campañas 2015-2016 y 2016-2017. También se ha considerado la activación de 700 reservorios en la sierra peruana para afrontar situaciones de sequía, así como la instalación de 15 mil hectáreas de pastos, la vigilancia y control de plagas por parte del Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa), entre otras acciones. Ya en marzo del presente año, el ministro Juan Manuel Benites anunciaba que el gobierno central ejecutaba una serie de obras de prevención en los departamentos de Tumbes, Piura y Lambayeque, por más de 30 millones de nuevos soles ante una eventual presencia del fenómeno de El Niño.
Juan Manuel Benites precisaba que el Ejecutivo tenía un listado de proyectos donde se consideraban la descolmatación de ríos y limpieza de drenes en dichos departamentos, donde ya se hacían trabajos y se monitoreaba la conclusión de las obras. El problema de “El Niño” ha sido considerado en el presupuesto. En el proyecto de Ley de Presupuesto General de la República para el 2016 es 6.6 por ciento mayor a lo presentado en la apertura del 2015, debido a la política expansiva que se está planteando para hacer frente al fenómeno climático.
El presupuesto incorpora la prevención y atención a desastres, duplicando el Presupuesto Institucional de Apertura (PIA) de 1,028 millones de nuevos soles en 2015 a 2,088 millones de nuevos soles en 2016. Incrementa las reservas de contingencia (RC) a 3 mil millones de nuevos soles, en caso de que por efectos de El Niño, así se requiera. Mientras, los científicos anunciaban que el fenómeno será de gran intensidad o extremo entre octubre de 2015 y enero de 2016. Sustentan sus predicciones en que desde agosto, las temperaturas de la superficie del mar estuvieron entre 1.3 y 2 grados centígrados por encima de la media, superando en un grado la temperatura habitual.
Los científicos aclaran que los pronósticos no consideran una dimensión real de daños —es decir, lo que realmente pasará—, “al no tener precedentes para esta situación”. Ellos avizoran que el fenómeno climático, de darse, provocará excesos de lluvias acompañadas de inundaciones y episodios de sequías extremas en el mundo. Las pérdidas superarían los mil millones de dólares. El científico peruano Ken Takahashi Guevara, coordinador técnico del Comité Multisectorial del Estudio Nacional del Fenómeno de El Niño (Enfen), el órgano estatal especializado, ha dicho que el fenómeno está avisando con bastante antelación que se hará presente, pero que no se sabe como actuará.
Si a partir de diciembre, cuando llegue el verano a Perú, la temperatura del mar llegase a alcanzar los 26 grados, la densa capa de humedad y el aire frío que suele haber en la costa peruana ascenderán, lo que podría desatar, como ya ocurrió en años anteriores, lluvias extremas, inundaciones, deslizamientos, erosión y desalinización. El coordinador técnico del Enfen opinó que El Niño actual no será como ninguno de los fenómenos anteriores considerados fuertes (1983 y 1997). “Este año sí hay condiciones para un ‘Niño’ extraordinario pero la magnitud puede ser diferente, más o menos intensa en la costa de Sudamérica que en otros lugares del mundo”, indicó.
Pero otros científicos consideran nuevas condiciones producto del cambio climático que lo harán más catastrófico que los “Niños” anteriores. A 33 años del fenómeno ocurrido en 1982-1983 y a 18 años del “Niño” de 1997-1998, el mundo ha evolucionado negativamente debido al calentamiento global, lo que apresura el comportamiento negativo a favor de las adversidades naturales. Por citar un ejemplo, ¿qué consecuencias tendrá un “Niño terrible” si se encuentra con un millón de kilómetros cuadrados de superficie nevada del hemisferio norte hecha agua y descargado por todo el mundo?
En Perú, ¿qué efecto secundará a los daños del Niño y la Niña —fenómeno contrario que se ha hecho común entre nosotros desde el período del Niño 1997-1998— la pérdida de nevados por deshielo en un volumen de 7 mil millones de metros cúbicos de agua, lo que equivale al consumo de Lima por diez años? Los glaciares son importantes para los ecosistemas del mundo y, en especial, en Perú, donde se ha reducido de 2,041 kilómetros cuadrados a 1,595 kilómetros cuadrados, lo que equivale a una pérdida de 446 kilómetros en los últimos 27 años.
Ese espacio perdido, más un fenómeno de El Niño, expone a la población que habita en sus derredores a desastres como aluviones, desbordes y escasez de agua. Algunos analistas comentan que los inversionistas están a la expectativa de la presencia de El Niño, pues tiene la reputación de disparar los precios de los alimentos y otros productos de primera necesidad —al aumento de las temperaturas en el océano Pacífico, menor volumen de producción agrícola y mayores precios—.
Los inversionistas están acumulando contratos a futuro, que ganarían valor si la oferta global de alimentos se redujera. Los corredores de fondos apuestan a que los precios de los productos agrícolas subirán y que será “atracción” en 16 importantes bolsas de valores que mueven los mercados del mundo. El Niño siempre afectó los mercados de los commodities de alimentos de manera sorprendente. Para las transacciones, las lluvias fuertes e impredecibles significan un futuro con menos volúmenes y mayores precios. El que invierte para después podría ganar mucho dinero si apuesta considerando precios.
http://www.bizusaperu.com/agricultura/la-agricultura-y-el-fenomeno-de-el-nino-mas-alla-de-la-cronica-de-una-muerte-anunciada.html

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