La directora de la
iniciativa de la U. de Oxford para el desarrollo humano asegura que hay que
aprovechar el poder de agencia de las personas que tienen mayores privaciones
en la sociedad.
Durante lo corrido de este
siglo, Colombia ha sido reconocida por tener una economía dinámica y salir
relativamente bien librada de crisis que en cambio han dejado a otras economías
del mundo por el suelo. Tal vez consecuencia de ello es que entre 2002 y 2014
las personas pobres en el país, en términos monetarios, pasaron de ser cerca de
la mitad de la población a ser el 28% a corte de diciembre del año pasado. Una
economía pujante genera empleo y, por lo tanto, ingresos.
El índice de pobreza multidimensional (IPM) fue aun menor en
2014: 21,9%. El IPM, a diferencia de la medición de la pobreza en términos de
ingresos, mide desde 2011 en Colombia las condiciones educativas de los
hogares, las condiciones de la niñez y la juventud, las de trabajo, salud, el
acceso a servicios públicos y las condiciones de la vivienda. Esas dimensiones
incluyen 15 indicadores, y se considera pobres aquellos hogares que tengan
privación en por lo menos el 33% de los indicadores.
La doctora Sabina Alkire, directora de la Iniciativa para la
Pobreza y el Desarrollo Humano de la Universidad de Oxford (OPHI), es una de
los artífices de esa medición. Estuvo en el país en junio pasado para
participar del “Multidimensional Poverty Peer Network”, organizado en Cartagena
por el Departamento para la Prosperidad Social, para que entre los países
invitados intercambiaran ideas sobre cómo combatir la pobreza y robustecer la
clase media.
Alkire ha
basado su trabajo en parte en la teoría del Nobel de Economía Amartya Sen,
quien propone que el desarrollo de un país no se mide solamente con cuánto
produce sino con qué libertades, oportunidades y capacidades tienen sus
ciudadanos. En entrevista con El Espectador, Alkire explicó cómo tener
en cuenta no sólo los ingresos, sino las condiciones que rodean al ser humano, que
dan cuenta un poco mejor de la realidad de la pobreza.
En
Colombia, la medición de la pobreza multidimensional es de una tasa menor que
la monetaria. ¿Cómo se debe leer este dato? ¿Estamos mejor o peor de lo que
pensamos a partir de la medición puramente monetaria?
La medición de la pobreza se ha hecho en términos monetarios,
con los ingresos. Pero la gente y en las políticas sociales reconocemos que la
pobreza tiene diferentes caras, diferentes dimensiones, como la educación, la
salud, las condiciones de la niñez o un empleo de buena calidad. Con las
diferentes dimensiones podemos ver la realidad de la pobreza. No es que
necesitemos comparar la tasa de la pobreza monetaria y la multidimensional. Se
utilizan las dos para juntar a diferentes ministerios y sectores en la lucha
contra la pobreza y captar las diferentes partes para el éxito de la lucha
contra este problema.
Vemos
la realidad de la pobreza. ¿Pero qué podemos ver en términos de desigualdad?
Hay desigualdad entre diferentes sectores de la sociedad, entre
los ricos y los pobres. Lo que eso significa es que el país tiene los recursos
para enfrentar la pobreza, es la situación tal vez en Colombia. Pero dentro de
la gente pobre también hay mediciones de inequidad, también se puede ver quiénes
son los más pobres de los pobres en Colombia. La medición que utiliza el
Gobierno aquí está hecha utilizando la metodología que nuestro grupo creó. Esa
medición da incentivos políticos para reducir las dos cosas: la pobreza, pero
también da incentivos políticos para reducir la profundidad de pobreza
multidimensional de la gente para que sean menos pobres, es decir, que
experimenten menos carencias a la misma vez en términos de educación, salud,
seguridad social y empleo.
¿Qué
es lo más difícil de medir o qué puede no ser tan exacto en la medición?
Creo que en el caso de Colombia han sido pioneros en la
aplicación de esta medición de la pobreza multidimensional desde 2011. Hasta
ese momento no estábamos seguros si podría haber cambios en cada indicador,
pero ahora, después de cuatro años, hemos visto que sí en cada caso, incluso en
el empleo informal hemos visto cambios en las carencias de las personas.
¿A
qué tipo de cambios se refiere?
En el caso de Colombia, utilizan la medición para identificar la
población vulnerable y promover servicios como salubridad social, trabajo,
educación en el hogar y para invertir recursos de una manera eficiente y hacer
intervenciones integrales que reflejen el cambio en todos los indicadores. El
cambio es que utilizando un enfoque multidimensional ha modificado un poco la
perspectiva de dónde vive la gente pobre en términos geográficos, también da
una imagen en alta definición. Con el enfoque multidimensional se puede ver
cómo son pobres, porque son diferentes en la Costa o en otras partes del país
las condiciones de pobreza y se requieren diferentes intervenciones integrales
para enfrentarlas.
Esta
medición está basada en los indicadores que los países han sacado. ¿Qué
garantías hay si los indicadores de cada país de entrada están mal planteados?
En el caso de Colombia, los indicadores se rigen por el Plan
Nacional de Desarrollo; en el caso de México, es la Ley General de Desarrollo;
en el caso de Bután, utilizan el IPM global, que es una medición comparable
para países en desarrollo, y en el caso de Chile, refleja un proceso público de
participación de diferentes actores de la sociedad. En varios países hay
diferentes maneras para diseñar la medición, pero cualquier proceso que sea la
medición tiene que ser robusto a cambios y tener un proceso técnico para
garantizar que cualquier medición nacional “tiene razón”.
¿En
Colombia cuáles deberían ser las prioridades que se deben atender para combatir
la pobreza, sobre todo en el sector rural?
Creo que en el caso de pobreza multidimensional, como dice
Amartya Sen, la pobreza está constituida por privaciones que enfrenten las
personas a la misma vez, y lo bueno de Colombia es que ha tomado una
perspectiva integral. No sólo tenemos que enfocarnos en salud en vez de
educación o empleo. Necesitamos ver el conjunto de privaciones y hacer
correlación entre diferentes factores a diferentes niveles del Gobierno
Nacional y en otras partes. Hay problemas particulares, pero también hay que
integrarlos.
Usted
publicó recientemente una propuesta para direccionar políticas públicas basadas
en la teoría de Amartya Sen sobre las capacidades…
He trabajado en el enfoque de capacidades desde mi maestría en
economía y doctorado, y es un enfoque importante, porque tiene dos enfoques.
Uno es la multidimensionalidad del bienestar y la pobreza, pero también tiene
en cuenta la agencia de la gente pobre misma. Ellos tienen ideas, liderazgo e
imaginación. Hay que ver cómo podemos darles un poco de apoyo para que ellos
mismos puedan hacer frente a esa etapa. Tratamos de medir un poco mejor la
pobreza y he trabajado con James Foster, el creador de la medición en pobreza
monetaria más utilizada. Hemos extendido su medición para pobreza
multidimensional. Somos un grupo de seis autores y hemos tratado de
sistematizar esta metodología que utiliza el Gobierno de Colombia y otros desde
la teoría hasta la parte ética, normativa, análisis de regresión hasta
proyección, y dar un mapeo de toda la etapa para el diseño y la interpretación
de medición multidimensional.
¿De
qué manera entonces se debe integrar a los pobres en la lucha contra la
pobreza?
Hay dos maneras. Una es incluir en la medición misma mediciones
de saneamiento. Esto es un poco más difícil. República Dominicana está tratando
de hacerlo, por ejemplo, pero la otra, como en Colombia, es enfocar más en la
agencia de la gente pobre en los proyectos para proveer los servicios, utilizar
la medición para ordenar diferentes políticas públicas y para que el sector
privado se involucre al igual que la ciudadanía, las ONG, los grupos de la
Iglesia, para que todos entiendan que la pobreza es algo que como sociedad
tenemos que enfrentar.
En
el caso colombiano, la lucha contra la pobreza se ha beneficiado del empleo que
generó una economía dinámica durante los últimos años por cuenta de los
commodities. Pero hoy, con los precios bajos como están, ¿cómo puede hacerse
sostenible la lucha contra la pobreza?
En realidad el tema es difícil. Todos estamos aprendiendo cómo
balancear la situación, con los recursos limitados y con las demandas de la
población. Lo que veo es que en encuentros como el de Cartagena los ministros
de países como Senegal, Mongolia, Sudáfrica, otros de América Latina, incluso
Alemania, están tratando de hablar sobre este tipo de asuntos para tener
diferentes ideas de ahora en adelante. Creo que es importante tener un
intercambio y aprender unos de otros.
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