Ya estamos más que acostumbrados, y quizá también un poco
molestos, de que los países de América Latina ocupen siempre los peores
puestos en PISA. ¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué los pocos países de la región
que se presentan se
encuentran al final de la lista del informe PISA? ¿Y por qué los
alumnos de Finlandia siempre están en el top
5 del
desempeño escolar?
Uno podría pensar, con
cierta malicia, que la razón por la cual los finlandeses siempre sacan
“buenas notas” quizá sea porque se preparan con mucho empeño para estas
pruebas, pero parece que es justamente lo opuesto: su visión de la educación es
holística y “relajada”. De hecho, piensan en una persona educada como aquella
con una vida más plena y con mayor disfrute.
En Finlandia, los niños no empiezan la escuela hasta
los 7 años de edad. Además, su sistema educativo no se basa en el estudio, sino
que los niños se dedican a jugar y relacionarse con sus compañeros, sobre todo
en los primeros grados. Por el contrario, en nuestra
región, países como Brasil, Argentina y Uruguay han establecido la
obligatoriedad del preescolar desde los 4 años.
En una entrevista reciente, Jari
Lavonen, decano de la Facultad de Educación de la Universidad de Helsinki
(Finlandia), señaló que en las escuelas de su país esdonde menos horas de clase y cantidad de
deberes y tareas tienen los niños, donde los recreos son más largos,
y donde la educación formal comienza más tarde en comparación con el resto del
mundo. Particularmente, una de sus declaraciones ocupó el protagonismo de
las portadas de los periódicos y generó una gran polémica: “Un niño de 4 años necesita jugar, no ir
a la escuela”.
Las últimas
noticias de
Estados Unidos -donde se escucha hablar sobre el “free
range parenting”, un modelo de crianza que apuesta por dar más libertad a los
niños y donde los padres no son tan hiperprotectores como lo son los “padres
helicóptero”- combinadas con las noticias de Finlandia me hacen
reflexionar. ¿Quizá el
sistema educativo no es el único factor determinante en los buenos
niveles de matemáticas, lectura y/o ciencias de los niños finlandeses? ¿Quizás
sus pautas de crianza son diferentes a la nuestras?
Por ejemplo, la
libertad que se le da al niño en Finlandia se vería con mucho asombro desde
este lado del Atlántico. En este país nórdico, los niños desde los 8 años de
edad no son acompañados por un adulto durante el camino de casa al colegio
y además también juegan solos en el parque con sus amigos con total normalidad.
De hecho, luego del colegio también permanecen sin compañía en sus hogares a la
espera de que sus padres vuelvan a casa después de la jornada laboral, sin que
esto sea interpretado como abandono infantil (en este interesante video una maestra compara
estas y otras diferencias de los estilos educativos y de prácticas parentales
entre Finlandia y otros países desarrollados). Sin embargo, también cabe
mencionar que este país escandinavo posee un nivel de desigualdad y
criminalidad bajo en relación a Latinoamérica (Índice
Gini de
0.27 en Finlandia vs 0.43-0.57 en LAC, y 2 homicidios por cada 100.000
habitantes en Helsinki, Finlandia vs. 3.9 en Santiago de Chile, 4.5 en
Buenos Aires, 16.5 en Bogotá y 102.2 en Tegucigalpa). Claramente esto juega un
rol decisive.
Por supuesto que los recursos financieros también son
importantes: en Finlandia ser maestro es una profesión respetada, con un
proceso de selección complicado (de 3.000 aspirantes a la facultad de
magisterio, acceden solo unos 120 estudiantes) y está bien remunerada. Además,
las clases no son impartidas por un solo profesor sino que éste suele estar
acompañado de personal de apoyo para atender mejor a los chicos durante las
clases. Por ejemplo, en Finlandia hay 14 alumnos por profesor en educación
primaria, mientras que en Argentina son 16, en Chile son
21, en
Colombia son 25 y en Honduras, por poner algunos ejemplos, son 34 alumnos por
maestro. Esto último, junto a una buena infraestructura y materiales, hace que
los niños estén en unas condiciones más adecuadas
para su aprendizaje y desarrollo de sus capacidades.
Ahora, ¿este alto costo derivado de tener menos alumnos por
aula o maestro puede ser asumido solamente por los países
ricos? Según la oficina europea de estadística, EUROSTAT, el coste por
alumno en Finlandia, en términos de paridad de poder adquisitivo se situó en el
año 2011 en 7.716
euros.
Esta cifra no es muy superior al coste que hay en la media de los 28 países de
la Unión Europea (6.846 euros por alumno), sin embargo, es muchísimo menor
que en Estados Unidos (11.308 euros por alumno) que está en el puesto 36 en
PISA.
¿Qué puede aprender América Latina de Finlandia? Lo que yo
rescato del caso finlandés es el enfoque sistémico en vistas de la educación y
desarrollo de los niños. Es decir, conscientes (o no) del rol importante de los
padres, en Finlandia existen generosas licencias de maternidad y
paternidad (que
pueden alargarse hasta 3 años), además de otros beneficios que permiten conciliar la vida
laboral y familiar. Por otra parte, las
escuelas se ajustan a las necesidades del niño(con horarios cortos,
comidas, deberes), más que a la conveniencia de los padres; y dedican mucho
espacio al juego. Asimismo, la ideología política de los
gobernantes no influye en las políticas educativas: por ejemplo, la última ley
educativa, data de los años 80.
¿Qué más creen que podemos aprender del país con la mejor nota? ¿Qué
posición obtiene tu país en el informe PISA? ¿Qué puede mejorarse
del sistema educativo de tu país? ¿Cuál de las medidas finlandesas te
parece la más acertada y cuál la que menos? Déjanoslo saber escribiendo un
comentario en este blog y también a través de nuestra cuenta de twitter @BIDgente . ¡Síguenos!
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