La industria
centroamericana ha empezado a reemplazar a la peruana en las
preferencias de las empresas de EE.UU.
El sector textil-confecciones, considerado uno de los
rubros exportadores más potentes de la industria nacional, pasa por uno de sus
peores momentos: no solo sus ventas no han llegado a
igualarse al récord registrado en el 2008 (US$1.841 millones), sino que ha
perdido posicionamiento en Estados Unidos, su principal mercado.
La importación de prendas peruanas por parte de las grandes
firmas estadounidenses es mucho menor a la esperada, a pesar de que este país
muestra signos de recuperación económica. Un reporte de Prom-Perú así lo confirma. Las ventas a ese mercado han tenido un
comportamiento muy diverso en el año. Y si bien hacia agosto logró registrar un
aumento de 5,6%, dicha cifra está aún muy lejos de las
tasas de entre 15% y 20% a las que solíamos estar acostumbrados.
Pero la inestabilidad de las ventas no es lo único que afecta a
la industria. Marcas globales de la talla de Old Navy y Abercrombie (por citar
solo algunos ejemplos) están realizando pedidos, que tradicionalmente colocaban
en el Perú, a empresas ubicadas en Centroamérica. Algo sumamente grave,
si tenemos en cuenta que antes de la recesión estadounidense el Perú destacaba
como su séptimo proveedor de T-shirts y camisas con cuello. Hoy en cambio, la
realidad es otra.
Según Estevan Daneliuc, experto en el rubro y ex gerente general
de una de las empresas más importantes del sector, el país está siendo
desplazado y ya no figura ni entre los 20 primeros. Ahora esta posición en el
ránking la ocupan países centroamericanos, liderados por Honduras.
“Los peruanos empiezan a ser desplazados por un tema de precio.
La industria peruana no está siendo competitiva y eso la acerca peligrosamente
a una recesión exportadora”, advierte Carlos Posada, director de la Cámara de Comercio de Lima (CCL).
Aunque la industria peruana no se ha caracterizado precisamente
por ser muy barata, el factor precio ha sido determinante en la actual
configuración del mercado. Para tener una idea clara de lo que está sucediendo,
basta que comparemos lo que paga en promedio una firma estadounidense por cada
prenda importada.
Así, veremos que por una pieza nicaragüense desembolsa US$2,17;
por una hondureña, US$2,56; por otra de origen salvadoreño, US$2,80, mientras
que por una peruana paga US$6,18. Una gran diferencia que hoy ya no es
compensada por la calidad del algodón pima, el acabado de la prenda, ni por su
apreciada mano de obra calificada.
Pero la preferencia de
los estadounidenses por el producto centroamericano va más allá del precio, porque nuestros
competidores han dejado de lado la confección básica y han apostado por la
sofisticación de sus prendas. Esto último debido a una política
agresiva de atracción de inversiones a través de las zonas francas,
lo que ha generado que no solo las marcas estadounidenses que dirigen su
producto a un segmento masivo se instalen en esta zona, sino que también
empresas peruanas comiencen a evaluar ir a este mercado.
Y aunque no lo dicen abiertamente, algunas empresas y diversos
analistas reconocen ‘off the record’, que por lo menos tres de las principales
empresas productoras y exportadoras peruanas evalúan seriamente la posibilidad
de trasladar su producción a esa región en el corto y mediano plazo.
Eric Anderson, embajador del Perú en El Salvador, confirmó –sin
proporcionar nombres– que el año pasado dos empresas peruanas de este sector se
acercaron a su despacho para pedir datos sobre el mercado y los beneficios que
otorga. Lo cierto es que los peruanos no son los únicos que viajan, los
centroamericanos también nos han visitado con ese fin.
“Desde hace algún tiempo vienen al Perú delegaciones
centroamericanas a ofrecer beneficios para instalarnos en sus zonas francas”,
confirma José Ignacio Llosa, presidente del Comité Textil de la Sociedad
Nacional de Industrias (SNI). Una posibilidad que buena parte de la industria
evalúa ante las dificultades por las que atraviesa hoy el mercado peruano.
¿QUÉ HA PASADO?
Hasta el 2008, este sector se perfilaba como la estrella exportadoradel rubro no tradicional junto con la
agroindustria. Eso hizo que el Estado lo considerara prioridad para su
promoción en el extranjero. Sin embargo, tras la crisis sus exportaciones aún
no han dado muestra de reacción alguna.
Pero, ¿qué pasó, por qué no ha podido siquiera acercarse al
récord (de US$1.841 millones) del 2008? Para responder esta pregunta es
necesario reseñar muchas variables, comenzando por la inestabilidad de los mercados,
lo cual no ha sido exclusividad de Estados Unidos y Europa, sino que también
afectó a la región que ante la turbulencia pusieron restricciones como fueron
los casos de Argentina y Ecuador. A ello se sumaron Venezuela y su falta de
pagos y la desaceleración que vienen experimentando mercados que se perfilaban
como prometedores, como Colombia y Brasil.
Esto a pesar de que en plazas como Brasil el Ministerio de
Comercio Exterior, a través de la consejería comercial del Perú en Sao Paulo,
ha comenzado un programa de apoyo a la internacionalización de las pymes del
sector.
Luis Torres, director de Exportaciones de Prom-Perú, afirma que
al ser uno de los sectores priorizados en la promoción, las labores no se
quedan allí y se ha buscado que el rubro participe
en la mayor cantidad de ferias especializadas posible. De
acuerdo con el funcionario, luego de cada feria se genera un informe de valor
que da cuenta de las tendencias del mercado.
Sin embargo, no parece ser suficiente. El sector privado
reconoce la labor del Estado en la promoción comercial a través de ferias
internacionales y Perú Moda, pero a la vez cree que puede hacer más. Como por
ejemplo: identificar a los compradores finales de fibra de alpaca para
venderles directamente, o que las consejerías comerciales envíen alertas sobre
oportunidades comerciales en diferentes mercados, coinciden Llosa y Pedro
Gamio, presidente del comité de Confecciones de ÁDEX.
A la falta de promoción se suma una segunda variable: los altos
costos laborales que tienen que asumir las empresas, como los incrementos
sucesivos del sueldo mínimo. Además, la rigidez laboral también los afecta, así
como la eterna discusión en el Congreso para intentar eliminar los contratos a
plazo fijo.
Todo ello ha hecho que el costo de la gestión de recursos
humanos sea más alto en el Perú que en cualesquiera de los 20 principales
países exportadores de prendas de vestir a Estados Unidos. “Las empresas ahora
tienen un equipo, cuya única labor es solucionar los problemas laborales, lo
cual nos quita tiempo y nos hace cada vez menos competitivos”, agrega Martín
Reaño, gerente general del Comité Textil de la SNI.
http://elcomercio.pe/economia/peru/sector-textil-confecciones-peruano-ha-perdido-su-brillo-noticia-1768522
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