LA TERCERIZACIÓN CRECE EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE


El avance de la comunicación y la tecnología brindan un escenario en el que las numerosas empresas y profesionales de la región pueden proveer servicios especializados a firmas globales.
Offshore Outsourcing, Business Service Outsourcing (BSO), Business Process Outsourcing (BPO) o sencillamente Tercerización de Servicios... Cada vez se escuchan más estos términos que, desde una perspectiva u otra, se refieren a la práctica por la cual una empresa contrata a otra para llevar a cabo ciertas tareas especializadas, reduciendo así los costos generales.
Las empresas que delegan sus servicios tienen un mejor rendimiento que los pares que no lo hacen 
En un mundo en el que los clientes están demandando productos cada vez más avanzados, servicios de entrega en menor tiempo y precios cada vez más bajos, las corporaciones tienden a focalizarse en sus competencias centrales y se valen de proveedores de servicios tecnológicos para mejorar su productividad, reducir riesgos y gestionar las operaciones más efectivamente.
Mientras que años atrás tercerización de actividades empresariales era la excepción, hoy en día parece haberse vuelto la regla en los negocios internacionales. El 82% de las grandes empresas en Europa, Asia y América del Norte tiene algún tipo de acuerdo de este tipo según una encuesta realizada por la consultora Bain & Company. Y el 51% lo hace a través de una organización totalmente diferente en otro país, es decir off shore.
Un artículo del New York Times explica este fenómeno a partir del principio de las ventajas comparativas, uno de los conceptos más básicos de la teoría económica, según la cual los países y las compañías deben delegar la producción de bienes y servicios de menor valor, aún si los pueden producir más eficientemente. Existe un costo de oportunidad que consume cada una de esas tareas tediosas e improductivas cuando podrías estar gastando el tiempo en una actividad de mucho mayor valor agregado.
Un estudio empírico de Business Technology Labs concluye que las empresas que delegan sus servicios tienen un mejor rendimiento que los pares que no lo hacen, con ahorros de entre un 25% y un 40%; y también con ventajas en el tiempo de acceso al mercado y al talento laboral.
Orígenes y expansión
El término “Outsourcing” fue creado por el economista Ronald Coase, quien en 1937 publicó un trabajo sobre esta forma de organización empresarial. Lo cierto es que el fenómeno adquirió cierta masividad a partir de 1960 con la proliferación de empresas de Estados Unidos que ensamblaban sus partes en México.
El Outsourcing evolucionó con el paso del tiempo desde la contratación de tareas básicas denominadas de “cuello azul” (por los guardapolvos azules de los trabajadores); hasta servicios especializados y calificados llamados de “cuello blanco” (por las camisas blancas de los profesionales). Es decir que en un comienzo se contrataban en el exterior solo ciertas funciones básicas, mientras que hoy en día las empresas tienden a tercerizar todo tipo de servicios calificados con un protagonismo fundamental del software.
La rápida diseminación de Internet, las redes transnacionales establecidas por inmigrantes en los Estados Unidos y la liberalización de mercados de economías emergentes crearon las condiciones para un importante boom del Outsourcing en la década de los ‘90 y una fuente de oportunidades, aún hoy, para realizar negocios de servicios en países en desarrollo o en transición.
Por sus bajos costos, mano de obra calificada, infraestructura y desarrollos tecnológicos América Latina figura entre los destinos más populares como proveedores de estos servicios. La cercanía geográfica con Estados Unidos, y cultural con occidente en general, son también otros factores que contribuyen a impulsar este mercado.

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