EDITORIAL: LORETO 2015-2018: ¿QUÉ HACER? RECOMENDACIONES PARA UNA GESTIÓN REGIONAL

Comité Editor
Con el 2014 va concluyendo también una etapa oscura en la esfera política regional y el pueblo loretano se prepara para el inicio de una nueva, con la esperanza de que las autoridades electas comiencen su mandato con acciones y políticas resueltamente a favor de la mayoría de la población. Sin embargo, donde suele haber gran pobreza material la demanda de bienestar es incalculable. Por ello, las nuevas autoridades elegidas democráticamente deberían saber -si es que no se han dado cuenta hasta hoy torpe e irresponsablemente- que atender todas las demandas de la población regional o local en un periodo tan corto como la duración de sus mandatos es materialmente imposible. No podrán atender ni una parte menor de ellas. Y créanlo, señores: ya no habrá reelección inmediata.
En el caso del electo presidente regional de Loreto resultan notables las desventajas con las que arrancará su gestión condicionando la posibilidad de resultados halagüeños: uno, carece de un Plan de Gobierno claro y concreto que le de posicionamiento y fortalezca relativamente su accionar respecto de la pesada herencia a recibir; dos, no tiene experiencia de gobierno ni cuadros técnicos o siquiera políticos que lo sostengan, algo que lo hace muy vulnerable y fácil víctima de avispados oportunistas o grupúsculos de presión internos o externos al gobierno regional. En cuanto a los gobiernos locales, no resulta una excepción.
Visto así el panorama regional, no por pesimismo sino por un mínimo de sentido común y objetividad, nuestra región puede transitar durante los próximos 4 años, sólo por uno de los siguientes caminos: a) Continuación del deterioro de la economía regional y la profundización de la corrupción y el quiebre del funcionamiento de las instituciones públicas y civiles, lo que terminará condenando a Loreto como región inviable para el desarrollo económico y social. b) Mejora de la educación y salud de la población regional como sustento para el desarrollo de potencialidades que llevarían a Loreto a un continuo incremento en su competitividad regional.
Desde luego, no se debe seguir el primer camino. Transitar por el segundo implica concentrar el mayor esfuerzo de la gestión en los sectores educación y salud, trabajar en equipo continuadamente y delegar responsabilidades con plazos y metas de ejecución, sin que ello signifique dejar de lado las demás funciones. Es una clásica opción de prioridades.
En Loreto existen los recursos humanos y presupuestales que, adecuadamente movilizados, podrían conseguir en este corto periodo la recuperación sustancial del nivel educativo en inicial, primaria y secundaria; otro tanto sucede en el sector salud, en el cual se debe priorizar la vigilancia de gestantes y niños de 0 a 3 años. Una población infantil crecientemente sana y con sostenidos incrementos en su nivel educativo es la mejor opción que tendría Loreto para el futuro.

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