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Con el 2014 va concluyendo también una etapa oscura en la esfera
política regional y el pueblo loretano se prepara para el inicio de una nueva,
con la esperanza de que las autoridades electas comiencen su mandato con
acciones y políticas resueltamente a favor de la mayoría de la población. Sin
embargo, donde suele haber gran pobreza material la demanda de bienestar es
incalculable. Por ello, las nuevas autoridades elegidas democráticamente
deberían saber -si es que no se han dado cuenta hasta hoy torpe e
irresponsablemente- que atender todas las demandas de la población regional o
local en un periodo tan corto como la duración de sus mandatos es materialmente
imposible. No podrán atender ni una parte menor de ellas. Y créanlo, señores:
ya no habrá reelección inmediata.
En el caso del electo presidente regional de Loreto resultan
notables las desventajas con las que arrancará su gestión condicionando la
posibilidad de resultados halagüeños: uno, carece de un Plan de Gobierno claro
y concreto que le de posicionamiento y fortalezca relativamente su accionar
respecto de la pesada herencia a recibir; dos, no tiene experiencia de gobierno
ni cuadros técnicos o siquiera políticos que lo sostengan, algo que lo hace muy
vulnerable y fácil víctima de avispados oportunistas o grupúsculos de presión
internos o externos al gobierno regional. En cuanto a los gobiernos locales, no
resulta una excepción.
Visto así el panorama regional, no por pesimismo sino por un
mínimo de sentido común y objetividad, nuestra región puede transitar durante
los próximos 4 años, sólo por uno de los siguientes caminos: a) Continuación
del deterioro de la economía regional y la profundización de la corrupción y el
quiebre del funcionamiento de las instituciones públicas y civiles, lo que
terminará condenando a Loreto como región inviable para el desarrollo económico
y social. b) Mejora de la educación y salud de la población regional como
sustento para el desarrollo de potencialidades que llevarían a Loreto a un
continuo incremento en su competitividad regional.
Desde luego, no se debe seguir el primer camino. Transitar por
el segundo implica concentrar el mayor esfuerzo de la gestión en los sectores
educación y salud, trabajar en equipo continuadamente y delegar
responsabilidades con plazos y metas de ejecución, sin que ello signifique
dejar de lado las demás funciones. Es una clásica opción de prioridades.
En Loreto existen los recursos humanos y presupuestales que,
adecuadamente movilizados, podrían conseguir en este corto periodo la
recuperación sustancial del nivel educativo en inicial, primaria y secundaria;
otro tanto sucede en el sector salud, en el cual se debe priorizar la
vigilancia de gestantes y niños de 0 a 3 años. Una población infantil
crecientemente sana y con sostenidos incrementos en su nivel educativo es la
mejor opción que tendría Loreto para el futuro.
http://www.amazonia.org.pe/revista-n%C2%B0-3-diciembre-de-2014/editorial-loreto-2015-2018-%C2%BFqu%C3%A9-hacer-recomendaciones-para-una
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