'ME TENGO QUE PROSTITUIR EN LIMA PARA PODER REGRESAR'


Antes eran camareros, cocineros, empresarios, profesores o músicos. Luego llegó la crisis a España con su galerna de cambio de roles y les igualó la vida por abajo: todos terminaron a la altura del suelo -literalmente, durmiendo sobre él- en una cárcel de Perú.
Si en 2008 había 150 presos españoles en el país andino, hoy en día la cifra ya asciende a 327. Los hay que llegaron después de sufrir un desahucio. Los hay que nunca encontraron la oportunidad de un empleo. Los hay que se arruinaron con el negocio del ladrillo. Los hay que no tenían ni para duchar a los hijos.
Cárceles sin luz ni agua caliente en las que los presos duermen abrazados para darse calor, penitenciarías en las que las extranjeras «blancas y rubias» son víctimas de violaciones múltiples, reclusos que se queman vivos o se cortan el cuello porque no aguantan más, internos cuya extradición a España es aprobada después de llevar tres meses muertos. Y -sobre todo- vidas que después de dejar la prisión siguen en otra cárcel: como casi ninguno de los que salen puede pagar las multas que les son impuestas para poder abandonar el país, permanecen ilegales, como zombis, deambulando por las calles de Lima. Incluso vendiendo su cuerpo.
Permanecen ilegales, como zombis, deambulando por las calles de Lima. Vendiendo su cuerpo
Mónica, que se endeudó con una cerrajería en un pueblo de Guadalajara, nos contó su historia sin dar la cara. "Vine aquí porque a mis hijos ya no les podía quitar de más cosas. Había días en que no podía bajar ni a por el pan".
Itxaso, que regentaba el bar Nautilus en Donosti hasta que se arruinó, recibe dos cartas de amor al día, dos: ella salió en 2011 de la cárcel pero su pareja tiene condena hasta 2016. "Todos los sábados voy a verle. Él me escribe. Creo que si no lo hace se volverá loco".
Marta, barcelonesa que fue desahuciada durante la crisis, se nos puso a llorar en la Plaza de Armas. Apenas probó la Cusqueña. Antes regentaba una gasolinera en L'Hospitalet y hoy ejerce la prostitución en las calles de Lima. "Somos decenas las españolas que hacemos lo mismo. Aquí no hay esperanza. Dígaselo a mi familia: lo poco que estoy ganando haciendo esto lo ahorro para intentar volver".
MARTA. 50 años. Deuda: 1.500 euros
"Somos muchas en la prostitución. Decenas. La mayoría trabaja en clubes"
"La primera vez que lo hice fue con un tipo que estaba completamente borracho y había estado tomando drogas. Me dije: 'Marta, cierra los ojos y piensa que estás escribiendo a máquina'".
 Hace meses que Marta perdió el miedo, pero nunca el asco. (SIGA LEYENDO LA HISTORIA DE MARTA AQUÍ)

Mónica. 44 años. Deuda: 8.800 euros.
"A mi hijo ya no le podía quitar de más cosas"
"Es la crisis de España por lo que las cárceles están abarrotadas de españoles".
Y aquí está Mónica junto a una señal de Pare, 44 años, casi cinco de ellos en el penal de Chorrillos, natural de Azuqueca de Henares, en torno a 100 euros de ingresos al mes por acompañar a niños con síndrome de Down en Lima, que se tapa la cara porque no se puede tapar el corazón. (SIGA LEYENDO LA HISTORIA DE MÓNICA AQUÍ)

Itxaso. 53 años. Deuda: 1.500 euros
"Los narcos te captan cuando tienes problemas"
Su pareja le escribe dos cartas de amor cada día, pero no es feliz.Hace tres años y medio que salió de la cárcel de Santa Mónica, pero no celebra nada. No tiene reparos en que veamos su rostro, pero no le pidan que sonría.
Itxaso no lo hará hasta que Kepa salga de la prisión de Ancón II. Bienvenidos a Perú: los dos cometieron el mismo delito (tratar de sacar 7,5 kilos de cocaína), los dos fueron condenados a la misma pena (seis años y ocho meses), los dos han tenido un comportamiento intachable en la cárcel. Pero el recorrido de cada uno ha sido diametralmente distinto. Ella salió en septiembre de 2011; él todavía sigue dentro... ¿Hemos escrito bienvenidos a Perú? (SIGA LEYENDO LA HISTORIA DE ITXASO AQUÍ)

http://www.elmundo.es/espana/2015/02/28/54f1f0f622601d681f8b456d.html

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