La
capital y ciudad más poblada de Suecia, es sin duda uno de los referentes
mundiales en sostenibilidad urbana en todos sus aspectos. Desde los años
noventa, Estocolmo ha apostado decididamente por un modelo sostenible y esto la
ha llevado a convertirse en el año 2010 en la primera ciudad galardonada con el
premio Capital Verde Europea, concedido por la Comisión Europea.
En
el apartado de gestión de agua y residuos, Estocolmo ha
desarrollado políticas que la han convertido igualmente en una auténtica ciudad
de referencia. Uno de los grandes hitos ambientales de Estocolmo es su
capacidad para cubrir el 80% de la demanda energética de calor mediante el
conocido como district heating (sistema de calefacción urbana o de distrito),
alimentado principalmente a través de la combustión y tratamiento de los
residuos. Además, la ciudad dispone de la red de district cooling más grande
del mundo. Son de destacar los siguientes puntos:
La ciudad recupera el 73,5% de los residuos producidos por los
técnicos, Estocolmo ha
logrado reducir su consumo de agua de 200 a 150 litros al día por habitante.
Dispone de un plan de acción cuyo ambicioso objetivo es
llegar a ser una ciudad libre de combustibles fósiles en 2050. Desde 1990, ha
logrado reducir las emisiones de CO2 por habitante en un 25%
Verdaderamente
vanguardista en el ámbito de la sostenibilidad, y especialmente de la gestión
de agua y residuos, es el barrio Hammarby Sjöstad, un proyecto cuyo objetivo
era convertir un antiguo terreno industrial en un ejemplo de sostenibilidad
ambiental.
Este barrio degradado está
ayudando a transformar Estocolmo en una ciudad moderna dotada de zonas
verdes y edificios eficientes, y que se autoabastece de la mayor parte de la
energía que consume. Se trata de un proyecto que empezó a construirse en 1993 y
que estará finalizado en el 2016, cuando albergará a 25.000 residentes en
10.000 apartamentos. A modo de ejemplo, citamos algunos de los logros:
Las basuras son recogidas mediante un sistema subterráneo
que da la posibilidad de separar los diferentes materiales. Los desperdicios
que no pueden ser aprovechados se queman para producir electricidad.
De las aguas residuales se obtiene biogás que se utiliza
en las cocinas y es el combustible con el que circulan los autobuses del
barrio.
El agua de lluvia también se aprovecha. La que cae en las
calles se dirige a un sistema de purificación y filtración. Y la que es
recogida en los edificios se aprovecha en tejados verdes y humedales cercanos.
Los paneles solares de fachadas y cubiertas proporcionan
la mitad del agua caliente de las viviendas.
En cuanto a la movilidad
se refiere, además de que los autobuses funcionan con biogás, existe un
tren gratuito al centro de Estocolmo, una red de carriles bici y unos 30 coches
de uso compartido (carsharing) distribuidos por el barrio.
Alrededor del 75% de la
sostenibilidad está basada en el diseño, pero el resto depende de la
contribución de todos los residentes. Para ello existe un centro de información
ambiental en donde se dan charlas para fomentar los hábitos sostenibles entre
los vecinos.
En definitiva, Estocolmo
es un gran ejemplo de todo lo que se puede hacer para lograr un modelo de ciudad
ecointeligente.
Créditos imagen:
http://www.flickr.com/photos/jimmyharris/2534416078
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