No más plásticos que contaminen los oceános. El Instituto Tecnológico de la Producción ha desarrollado un plástico orgánico, hecho de piel de pescado, que puede proteger los alimentos y lo mejor: es comestible.
Los
océanos son la principal víctima del plástico. Cada año, ocho millones de
toneladas de este material llegan al mar. Buena parte de ese plástico es el que se usa para envolver alimentos en los supermercados. El que cubre esa pechuga de pollo que cenaremos por la noche, el que rompemos y luego tiramos a la
basura. Ese que tardará cientos de años en desaparecer del planeta.
Los océanos son la víctima, pero de los océanos también proviene la solución. Al menos, una alternativa
de solución.
Eso es lo que
piensan los investigadores del Instituto Tecnológico de la Producción (ITP), dependiente del Ministerio de la Producción, que desde
2015 vienen desarrollando un proyecto que, si logra ser comercializado a gran
escala, podría significar una reducción importante en el volumen de plástico
que echamos al mar peruano.
El proyecto se llama Obtención de Polímeros Biodegradables a partir de la piel del pescado y fue presentado el 24 de mayo
pasado en el evento “I+D en el Sector Pesquero”, organizado por Cienciactiva del CONCYTEC y la empresa pesquera TASA.
Como su nombre lo
indica, consiste en obtener una pequeña película de plástico a partir del
procesamiento de la piel del pescado. Esta película se podría usar en la
protección de cualquier alimento, no solo pescado, también carne, pollo, frutas
y verduras. Lo mejor es que es biodegradable. Después de unos días, es
absorbida por el producto naturalmente. Se podría hasta comer. Y no sabe a
pescado. Su sabor será el del alimento que envuelve.
Pero lo
interesante de este proyecto no es solo que presenta una alternativa al
plástico convencional, inorgánico, contaminante. Sino que,
además, constituye una revalorización de uno de los subproductos alimenticios
que más se desechan en los mercados y terminales pesqueros.
La piel del pescado.
Usos del polímero
La ingeniera
pesquera Silvia Pandía es especialista del Área de Revalorización de
Subproductos de la Industria del ITP. A ella y sus colegas siempre les llamó la
atención cómo en el terminal pesquero de Ventanilla, que queda al lado de la sede del ITP, el espinazo, las aletas,
la cola y la piel del pescado terminaban en la basura. O, en el mejor de los
casos, eran acopiados para elaborar harina de pescado residual, de baja
calidad, sin valor agregado y, además, contaminante.
El primer logro
de Pandía y su equipo fue convertir la piel de pescado en una gelatina. Ella
dice que esta gelatina es tan buena que podría ser perfectamente comercializada
en la industria de la repostería.
Pero no se
quedaron allí. El siguiente paso fue convertirla en película. Después de muchas
pruebas, encontraron el procedimiento más adecuado para obtener una película de
plástico tan fina como resistente. La enriquecieron agregándole orégano, que
tiene propiedades antioxidantes y antimicróbicas. De esa manera –explica
Pandía– los alimentos durarán muchos más días.
Y esto también es
importante. El desarrollo de la industria ha hecho que los consumidores seamos
cada vez más exigentes con la calidad de los productos. Cada año, se arrojan
millones de toneladas de alimentos a la basura porque tienen manchas o mal
aspecto. La ingeniera pesquera piensa que protegiendo mejor y durante más
tiempo a los alimentos de la
descomposición, se podría reducir el desperdicio.
Por un lado,
postres de gelatina. Por el otro, películas protectoras de alimentos. ¿Qué otros usos se le puede
dar a este producto? Los especialistas del ITP
dicen que la gelatina también se puede usar para mejorar la textura de las
carnes, para elaborar cápsulas duras o blandas en la industria farmacéutica y
para clarificar jugos y bebidas.
–Lo que hemos
hecho es presentar las bases para que algún empresario, alguien con visión,
pueda comercializar este producto– dice Pandía.
Este es solo un
primer paso. Las investigaciones podrían continuar y encontrar más
aplicaciones. Quizás también bolsas de supermercados realmente biodegradables y
no como las que hoy se entregan gratuitamente. ¿Por qué no? Los océanos, la
principal víctima de la contaminación del plástico, lo
agradecerían. http://larepublica.pe/impresa/domingo/882654-el-plastico-queviene-del-mar
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