En su esfuerzo por introducir la ética en la política, el Congreso termina muchas veces haciendo lo contrario.
La propuesta de la Comisión
de Ética Parlamentaria del Congreso de
sancionar al legislador Carlos
Bruce con 120
días de suspensión por haber solicitado, a través de su despacho,
resguardo policial para la inauguración de su restaurante en la Costa Verde ha levantado una
considerable polvareda política. De un lado, hay quienes piensan que el castigo
–que debe ser debatido y votado todavía en el pleno– sería exagerado y esconde
una voluntad de mellar la figura del referido parlamentario por razones ajenas
a la falta imputada; y de otro, quienes juzgan la pena conveniente y le
atribuyen incluso un eventual valor ejemplificador.
Como se sabe, la decisión fue adoptada por mayoría, con los
cuatro votos del fujimorismo en la comisión y el del representante de Acción
Popular, Yohny Lescano. Los cuatro restantes miembros de ese grupo de trabajo,
pertenecientes a otras tantas bancadas, prefirieron, en cambio, abstenerse.
La actitud del congresista Lescano en todo este episodio, dicho
sea de paso, merece un comentario aparte, pues 24 horas después de haber
respaldado la recomendación de la suspensión por 120 días, anunció que
presentará una reconsideración de la decisión porque le parece “exagerada”. Una voltereta que
sugiere que o bien su primera postura o bien la segunda responde a motivaciones
políticas y no éticas, porque resulta inverosímil que su idea de lo que es
justo y lo que no lo es en una situación así cambie de manera tan drástica en
tan poco tiempo.
De cualquier forma, su vacilación sirve para ilustrar el
problema que esta situación plantea. Como se recuerda, la creación de la
comisión que nos ocupa obedeció a una voluntad de introducir la ética en la
política, pero los ejemplos del múltiple rasero con el que ella ha evaluado los
distintos casos sometidos a su consideración hacen sospechar que lo sucedido ha
sido todo lo contrario. Es decir, que los intereses derivados de la competencia
política son los que han terminado condicionando la ética.
Así, se han archivado denuncias como la que pesaba sobre el
legislador Kenji Fujimori por repartir bienes en un colegio cusqueño –según la denuncia–
durante la semana de representación. O la que afectaba a la parlamentaria fujimorista
Nelly Cuadros por haber consignado información presuntamente falsa en la hoja
de vida que presentó ante el Jurado Nacional de Elecciones. Al mismo tiempo, en
otros casos, como los de Elías
Rodríguez (Apra), por plagiar textos en sus proyectos de ley, y Yesenia
Ponce (Fuerza Popular), por no “respetar la autonomía de poderes” al
intervenir prepotentemente en una sesión del Consejo Regional de Áncash, sí se
recomendaron suspensiones de 90 y 120 días, respectivamente.
Es decir, un criterio errático que haría pensar que, en el mejor
de los escenarios, la referida comisión no modula la gravedad de las faltas que
le toca juzgar.
De hecho, a propósito de la sanción sugerida para él, Bruce ha comentado: “Por
enviar una carta [pidiendo que licencien una universidad] sometieron a Ética al
congresista Lucio Ávila (Fuerza Popular) y la comisión decidió no investigarlo.
En el Congreso pasado, el congresista [Daniel] Mora (Perú Posible) mandó una
carta también para que le den licencia a una universidad y la Comisión de Ética
decidió amonestarlo. Yo también envié una carta y se me ha puesto de sanción
120 días”.
Lo cierto, no obstante, es que, como él mismo admite, ha
cometido una falta y, por lo tanto, alguna sanción merece. Lo que se objeta
aquí es que el establecimiento de si lo que correspondería es una amonestación,
120 días o cualquiera de las opciones intermedias, esté librado a los intereses
o humores de quienes integran la Comisión de Ética, primero, y el pleno del
Congreso, después.
Sentencias razonadas y justificadas es lo que se pide en este
caso y los que sigan. Una demanda que no parece excesiva para una
representación nacional que empezó sus funciones con buen pie, pero que ante
estos problemas menudos amenaza con irse de bruces.
http://elcomercio.pe/opinion/editorial/editorial-irse-bruces-noticia-1981792
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