Para entender
los fundamentos del crecimiento de la economía, es necesario analizar, en esta
oportunidad, la agricultura.
Muchas veces nuestro cerebro sobreestima el impacto de los
fenómenos abruptos y subestima el impacto de los fenómenos que son persistentes
en el tiempo. Así, nos hemos dejado deslumbrar por la gran volatilidad que
mostraron los precios de las materias primas en la última década y le asignamos
toda la responsabilidad de nuestro crecimiento, tanto en la aceleración como en
la desaceleración, a esta variable. Sin embargo, si queremos realmente entender
cuáles son los fundamentos del crecimiento de la economía peruana, es necesario
hacer un esfuerzo analítico en tres dimensiones.
En primer lugar,
comparar el desempeño de la economía peruana en relación a otros países tomando
en cuenta el fuerte impulso de los precios de las materias primas relativo a
cada país. En segundo lugar, mirando ya al interior de nuestra economía, el
esfuerzo del gobierno en facilitar la inversión privada y fomentar la mejora en
la productividad del país y, en tercer lugar, un análisis del desempeño
sectorial.
Los dos primeros temas
–las diferencias entre países de la región, así como las deficiencias en la
gestión pública de la última administración– los hemos analizado en extenso en
anteriores columnas. Es por ello que en esta oportunidad nos enfocaremos en
analizar lo que ocurrió a nivel sectorial, especialmente trataremos la
agricultura.
En primer lugar, lo más
notorio es que la población económicamente activa en el sector primario de
agricultura, silvicultura y pesca ha caído significativamente de 33% en el 2004
a 25% en el 2015. Esta reducción contrasta con el aumento de la productividad
laboral en el sector. Así, hemos pasado de una productividad en el 2004 de S/4.226
por trabajador, en valores constantes, a una de S/6.622 en el 2014, un
crecimiento cercano al 60%. En términos relativos, la productividad laboral de
la minería era 79 veces más que la productividad laboral de la agricultura en
el 2004; mientras que en el 2014 el múltiplo se redujo a 43 veces.
Es decir, estamos
observando dos cambios estructurales mayores en nuestra economía y parece que
no nos estamos dando cuenta de ello. Por un lado, en términos relativos el
empleo ha crecido más en otros sectores con mayor productividad laboral. Este
cambio estructural ha estado presente en las grandes transformaciones
económicas en la historia de la humanidad: en la Inglaterra prerrevolución
industrial, durante el período de restauración Meiji en Japón, en la Corea del
Sur de la posguerra y en la reconstrucción de Europa en la década de 1950 y
1960.
La segunda gran
transformación ocurre al interior del sector, pasando gente del sector
tradicional e informal al sector moderno y formal. Eso es lo que explica el fuerte
aumento de la productividad laboral. Así, en términos de empleo, este sector
moderno generaba 433.000 empleos en el 2004 y en el 2014 se empleaba a 897.000
personas. Este crecimiento se da junto a un fuerte aumento salarial, que se ha
incrementado en un promedio de 6,8% por año. En términos de exportaciones
agrícolas no tradicionales, hemos pasado de US$1.000 millones en el 2004 a
US$4.300 millones en el 2015 y aumentando significativamente la diversificación
de destinos y de productos. Así, en el 2004 exportábamos más de US$50 millones
anuales solamente en espárragos y pimientos y hoy tenemos al menos 12 productos
que sobrepasan ese umbral.
Pero lo más interesante,
más allá de las cifras, son las implicancias para la formación de un gran
mercado interno y una mejora en la calidad de vida de la gente. Si se
incorporasen en los siguientes años 250.000 hectáreas, podríamos generar –entre
puestos directos e indirectos– cerca de 2,5 millones de nuevos puestos de
trabajo.
Esta visión de largo plazo debería dirigir los esfuerzos de implementar políticas públicas y planes de inversión que faciliten la inversión privada y acorten los plazos para lograr la ampliación agrícola. No hay nada más potente para reducir la informalidad y potenciar el consumo interno. http://elcomercio.pe/opinion/columnistas/revolucion-verde-luis-carranza-noticia-1937935?ref=flujo_tags_514733&ft=nota_2&e=titulo
Esta visión de largo plazo debería dirigir los esfuerzos de implementar políticas públicas y planes de inversión que faciliten la inversión privada y acorten los plazos para lograr la ampliación agrícola. No hay nada más potente para reducir la informalidad y potenciar el consumo interno. http://elcomercio.pe/opinion/columnistas/revolucion-verde-luis-carranza-noticia-1937935?ref=flujo_tags_514733&ft=nota_2&e=titulo
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