Proyecto de un grupo de ingenieros y estudiantes de la
Universidad Eafit, compite por el Hult Prize.
Luego de posponer la idea de enviar al espacio un satélite
colombiano de bajo costo, cuatro ingenieros y empresarios antioqueños vieron en
los rayos de sol que golpean las fachadas de casas y edificios, una oportunidad
tecnológica menospreciada por la ciencia e impostergable para ellos desde la
Universidad Eafit, en Medellín.
Alejandro Velásquez, José Ignacio Marulanda y Mauricio y Mario
Betancur trabajan desde hace tres años en la producción de un ladrillo
resistente, de bajo costo y capaz de absorber la energía del sol para
convertirla en electricidad en los recintos.
El prototipo, elaborado en cerámica, soporta hasta 200 toneladas
de peso y pasó las pruebas de sismorresistencia. Con dos celdas solares que los
expertos instalaron en uno de sus costados y que se conectan a un sistema de
batería de generación dentro de este, es posible producir la energía necesaria
para iluminar una habitación. Según los emprendedores, 10 de estos ladrillos
proveen la iluminación de una casa; con 70, responden los electrodomésticos más
básicos de un hogar, y con 350, la energía de un apartamento es autosuficiente
e incluso genera un superávit para contribuir a la generación en otras
viviendas.
Entre los componentes más positivos de esta creación está su
precio. Un ladrillo, que está en su última fase de aprobación por parte de
usuarios, costará entre 10 y 12 dólares, con la ventaja de que se ofrecerá la
posibilidad de ser instalado sin las celdas para que, paulatinamente, las
personas decidan si se suman a la generación de energía renovable.
Según Alejandro Velásquez, docente de la Universidad Eafit en el
área de Mecatrónica y miembro de Helium (grupo que realizó este desarrollo),
“el mercado de la energía solar está poco explorado en el país. El 80 por
ciento de la capacidad energética depende de las hidroeléctricas y solo el 1
por ciento, del Sol. Esto pone a Colombia en una situación peligrosa, porque no
tenemos una canasta diversificada de energía y ante un fenómeno del Niño
comienza una gran especulación”.
Sobre las energías fotovoltaicas, Mauricio Betancur, otro de los
creadores, es claro en que existen desde finales de los años 70, pero el reto
ahora es idear cómo las personas pueden apropiárselas. “Con una hora de
radiación sobre el planeta, le podrías dar electricidad a este durante todo un
año. Colombia está en el trópico, la franja que concentra la mayor radiación
solar del planeta y la estamos desperdiciando”, anotó.
A lo anterior se suma que, según manifestaron los
investigadores, hay otras ventajas de esta creación, como que la construcción
en Colombia esté concentrada en edificios, incluso en viviendas de interés
solar, y que las fachadas de estos aún no están siendo aprovechadas para
avances productivos. “Esta superficie está 16 veces más expuesta al sol que los
techos, y no estamos haciendo nada con ellas”, concluyó Betancur.
Helium trabaja en construir una casa solar, cimentada sobre
estos ladrillos, para probar que su idea es bien apropiada por usuarios. Este
proyecto compite en el Hult Prize, que otorga un millón de dólares como capital
semilla.
EL TIEMPO
Medellín.
Medellín.
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