Con
la llegada de las primeras lluvias, bajadas de temperatura en algunos lugares
muy bruscas, viento y demás condiciones
propias del otoño e invierno, llegan los primeros mocos, toses, dolores de
garganta y el siempre evitable colapso
de las urgencias.Especialmente cuando hablamos de los más pequeños de la
casa. A pesar de las veces que se recomienda que hay que tener paciencia, que
los mocos no se combaten con medicina, parece que sigue habiendo huida masiva
al hospital, que no al centro de salud, en cuanto el niño tiene un poco de
fiebre.
Jesús
Martínez, pediatra con más de treinta años de experiencia y autor del libro «El
médico de mi hijo», es una de las cabezas visibles deMamicenter, una plataforma online totalmente gratuita donde más de cien
profesionales resuelven las dudas que los padres puedan tener en cuestiones
relacionadas con la salud. Obviamente, estos días las preguntas empiezan a ir
por este lado.
El
pediatra, no sin perder la sonrisa, reconoce que a partir de ahora comienza un
goteo interminable de padres asustados en la consulta porque su hijo tiene
fiebre, mocos y tos. «La fiebre, los mocos y la tos son nuestros grandes aliados en la defensa del organismo infantil ante el ataque
de virus que suelen asediar colegios y guarderías desde su inicio hasta junio.
¿Por qué los vemos como enemigos si nos están defendiendo?». Es fácil, añade, «crean
malestar porque no nos dejan
dormir y afecta a los horarios paternos pero no
porque realmente sea un problema de
salud para el bebé o el niño. No hay motivo de alarma en tener mocos y tos, ni
siquiera fiebre, siempre y cuando ésta no dure más de tres o cuatro días en
cuyo caso sí que hay que ir a ver qué está pasando».
Esta
premisa de la fiebre es válida a partir de los tres meses de vida. Y esto es
muy importante recordarlo. Los bebés
menores de tres meses, o incluso de cuatro,
si tienen fiebre, es decir, el termómetro supera los 38 grados, entonces sí que
hay que llevarlo al médico. «He dicho al médico, subraya el pediatra, no a
urgencias, en los centros de salud también estamos los médicos».
La fiebre es un gran aliado, no hay que eliminarla a toda costa
Otro
de los grandes caballos de batalla de los pediatras es convencer a los padres
de que no estén obsesionados con los grados que dice el termómetro. Mirar al
niño en lugar de al aparatito es fundamental. «La fiebre no hay que quitarla a
cualquier medio, la fiebre da
malestar y hay que aliviar ese malestar al niño, no competir con el
termómetro».«Un adulto, cuando tiene fiebre, no va a urgencias, se toma un
paracetamol y, como mucho, vuelve a casa y se mete en la cama o se tumba en el
sofá, pero no acude rápidamente a urgencias, ¿por qué entonces hacemos esto con
los niños? Porque nos asustamos pero no porque exista un peligro real».
¿Qué hacemos con los mocos?
Jesús
Martínez lo deja claro: «Los mocos se
limpian, no se limpia el cerebro por dentro, tan solo se le pone suero fisiologico o agua de
mar que disolverá los mocos,
los aspirados y lavados agresivos están desaconsejados, además, es que no
sirven para nada».
Antibióticos, sólo cuando lo diga el pediatra, no la vecina ni la
abuela
Los
niños por debajo de los 3 años sufrirán en su inmensa mayoría el ataque de
virus que se curan solos, sin tener que tratar y menos conantibióticos que
no son necesarios para los virus.
Dentro de todo este cuadro
viral están la faringitis, resfriados, laringitis, bronquitis y bronquilolitis,
todos ellos procesos virales que se curaran entre tres y quince días sin la
ayuda de antibióticos. La tardanza en curarse dependerá de la virulencia del
virus y de la resistencia de cada niño. Y, además, ese proceso, reforzará el
sistema inmunitario del niño.
¿Cuándo ir a urgencias?
El
pediatra nos recuerda que lo más adecuado es ir al centro de saludpidiendo
cita. «Si la cita es para dentro de varios días y vemos que la fiebre lleva
más de tres jornadas
sin bajar, que hay dificultad para respirar o demasiado malestar e
irritabilidad, o todo lo contrario, dificultad para despertarlo, entonces sí
hay motivo para ir a urgencias pero las urgencias también están en los centros
de salud. Otra cosa es que esté cerrados.
«No me abrigues tanto, mamá»
«Como
cada otoño recuerdo, para quién me quiera hacer caso, dice Jesús Martínez que a
los virus y bacterias les gusta más el calorcito y los espacios cerrados para
moverse mejor, de hecho en verano los críos están más al aire libre y van menos
abrigados, por eso se constipan mucho menos, si tu hijo va con cuatro capas y
está cerrado en el aula del cole eso es el mejor caldo de cultivo para que
pille cualquier cosa.Aire fresco y que no sude, todos los catarros los
cogerá mejor por exceso que por falta de abrigo».
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