La
actividad económica estancada con alta inflación, presiones
cambiarias, el Banco Central que no puede soportar más que tres días de mercado
libre de cambios sin quedarse sin reservas, según confesó el jefe de Gabinete y precandidato a gobernador bonaerense,
Aníbal Fernández. Nadie podría creer que la presidenta Cristina Kirchner administra el final de lo que ella llama
una "década ganada". Todo indica que dejará una "pesada
herencia".
El
kirchnerismo consumió las "joyas de la abuela", capitales y ahorros
acumulados, así como el menemismo financió sus desequilibrios fiscales
vendiendo empresas. Con Cristina Kirchner se perdieron el superávit fiscal y la
balanza comercial favorable, y se volvió a la necesidad de las colosales
importaciones de energía, gas y combustibles luego de haber gastado todas las
reservas.
Todo
ello parece más que innecesario. Nadie razonable se financia consumiendo sus
ahorros cuando los ingresos crecen todo el tiempo. La situación externa fue muy
favorable y los Kirchner tuvieron el capital político y la capacidad de engaño
para hacer el ajuste fiscal que probablemente sea el más profundo de la
historia del país y negarlo. Hacer pagar el impuesto a las ganancias hasta a
docentes y playeros de estaciones de servicio mientras se envolvían en la
bandera del progresismo.
Nada de
eso parece posible de continuar en la próxima administración. En principio, el
contexto internacional no es el mismo. Ni siquiera la gran esperanza de Vaca
Muerta luce igual. El petróleo vale la mitad que un año atrás (ver página 8).
Hay quienes dicen que ya han detectado signos de mucho menor entusiasmo en las
inversiones en el área de explotación. El primero: está mucho más tranquilo el
mercado de inmuebles de la neuquina Añelo, donde se concentraba la nueva
"fiebre del oro negro y el gas",
El ciclo
históricamente favorable para los países productores de materias primas parece
estar terminando, y aunque los precios no sean tan desfavorables como los que
sufrió, por ejemplo, Carlos Menem, en los inicios de la convertibilidad, ni
Fernando de la Rúa, en el final, tampoco habrá una lluvia de dólares como la
que los Kirchner usaron para financiar su economía desquiciada.
EMBARRAR
LA CANCHA
En el
poder, el kirchnerismo aún puede embarrar la cancha de sus sucesores. En
algunas provincias donde perdió ya comienzan a verse las mañas. En Mendoza, la
administración del cristinista Paco Pérez ya empezó a tener roces con el electo
radical Alfredo Cornejo, que será gobernador desde diciembre.
Los
sucesores dicen que la actual administración recauda y no paga, deja deudas.
Renegocia aumentos y contratos que deberán pagarse en los presupuestos
mendocinos a partir de 2016. "¡Che, no sé si se enteraron de que a partir
del 11 de diciembre voy a gobernar yo", dicen que le dijo Cornejo a Pérez
hace poco. El actual gobernador no sólo no puede ser reelegido, gracias a la
sabia Constitución local, que no pudo reformar, aunque quería. El texto le
prohíbe ser senador nacional por un año. Tampoco pueden ser candidatos sus
parientes. Pérez debe irse a su casa. A no ser que consiga, como su antecesor
Celso Jaque, tras una desastrosa gestión y con su imagen destruida, que
Cristina Kirchner lo premie con una embajada.
Sin
embargo, mediante convenios, contratos, prórrogas y renegociaciones, el actual
gobernador decide sobre gastos futuros que deberá ejecutar su sucesor. En las
filas de Cornejo están dispuestos a pelear, porque la ley de responsabilidad fiscal,
sostienen, impide afectar presupuestos posteriores, sobre todo sin pasar por la
Legislatura.
Nada muy
distinto de lo que ocurre a nivel nacional. Los contratos con los chinos,
licitaciones y gastos de capital en la dudosa Enarsa. Según la Asociación
Argentina de Presupuesto (ASAP), la empresa recibió en el primer semestre $
8300 millones menos para subsidiar los consumos de energía. Pero al mismo
tiempo le dieron 887,4 millones más para equipamientos e inversiones. Se trata
de una compañía que se maneja por el régimen privado de sociedades anónimas, a
pesar de que su único dueño es el Estado. Desde el inicio es una cuenta poco
clara en la que no rigen por decisión del Gobierno las normas de control de las
verdaderas empresas del Estado.
Una
situación igual a la de Aerolíneas Argentinas, a la que le dieron en el primer
semestre $ 800 millones menos para equipamiento y 700 millones más para
financiar gastos operativos. La compañía lanza sobre el final del kirchnerismo
una campaña de pasajes con descuento y cuotas que se terminarán de pagar dentro
de no menos de un año. Un adiós a toda orquesta
http://www.lanacion.com.ar/1815691-cristina-se-gasto-todo-hasta-la-suerte
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