A pesar de que América Latina y el Caribe generan solo el 5 por
ciento de los gases de efecto invernadero (GEI) del planeta, vale destacar el
peso de las ciudades latinoamericanas en esta contribución negativa.
Las urbes a nivel global contienen más del 50 por ciento de la
población del planeta, consumen dos tercios del total de energía gastada y
concentran la industria y la infraestructura, entre las principales
responsables de emisiones de CO2.
Aunque es probable que las áreas urbanas sufran las amenazas y
efectos más duros del cambio climático, la urbanización también ofrece
oportunidades para desarrollar estrategias de mitigación y adaptación para
enfrentar este fenómeno, en las que tanto ciudadanos, como empresas, y
autoridades de centros urbanos, deberán desempeñar un rol fundamental.
A eso apunta la Comisión Económica para América Latina y el
Caribe, Cepal, cuando advierte que las verdaderas ciudades inteligentes son las
que apelan a la mitigación desde la infraestructura urbana, de nuevas
industrias, pues ella condiciona profundamente los patrones de consumo de los
usuarios y por lo tanto, podrá repercutir de manera importante en la demanda de
energía y emisiones de carbono de las próximas décadas.
Desarrollar estrategias de sostenibilidad urbana eco-eficientes
y bajas en carbono, que faciliten la prestación de servicios (transporte, agua,
energía, entre otros), que apoyan el desarrollo social y económico, y que al
mismo tiempo contribuyan a la reducción de gases de efecto invernadero (GEI)
hace parte de la economía moderna, que en el reciente VII Foro Nacional de
Importadores que Analdex realizó en Medellín, tuvo este tema dentro de su
agenda, pensando no solo en aumentar el comercio exterior bruto sino en hacerlo
de forma sostenible y desde allí, el papel de la ciudades como centros
industriales.
En el texto “Estrategias de desarrollo bajo en carbono en
megaciudades de América Latina”, la Cepal recomienda como sectores que hacen
inteligente a una ciudad, además de las ya conocidas TIC, al agua y saneamiento,
transporte y movilidad, residuos sólidos urbanos (RSU) y edificación, porque
constituyen fuentes emisoras importantes de GEI en las ciudades.
Carlos De Miguel, jefe de la Unidad de Políticas Públicas para el Desarrollo
Sostenible de la Cepal, le explicó a EL COLOMBIANO que este tema de las
ciudades inteligentes es un punto del que pocos hablan para que Colombia
ingrese a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos
(Ocde), grupo selecto de países que tienen buenas prácticas sostenibles desde
el punto de vista económico, social y ambiental.
“No solo es entrar por entrar a la Ocde. Ciudades como Medellín
tienen una emisión alta de material particulado que está por encima del
promedio de países de la organización e incluso, por encima de los estándares
que maneja la Organización Mundial de la Salud”, dijo De Miguel.
Asimismo, indicó que esos son costos que sumando a las demás
ciudades, le representan a Colombia 2 puntos anuales de su PIB, en términos de
gastos de salud, por enfermedades, por utilidad perdida y por la inviabilidad
ambiental de la ciudad.
Una primera conclusión del estudio hecho por la Cepal indica si
bien hay ciudades latinoamericanas con iniciativas de política fiscal o
instrumentos económicos dirigidos específicamente a la mitigación y adaptación
al cambio climático, son más las que no lo tienen.
Empezando porque no hay consenso global sobre su significado,
las smart cities(ciudades inteligentes) no tienen una definición universal pero
se habla de la intensidad de uso de su infraestructura, de comunicaciones, su
visión estratégica para lograr una ciudad competitiva y la aproximación al
desarrollo sostenible e inclusivo. Lo que sí está claro es que una ciudad
inteligente no es un concepto estático sino un escenario futuro, en que los
ciudadanos empoderados mediante la tecnología colaboran en configurar el
desarrollo urbano.
Es por esto que a esta aproximación se le debe combinar también
la conectividad a internet, el despliegue de nuevos servicios y aplicaciones, y
la forma en la cual acceden y procesan los datos.
Asimismo, la apropiación de programas de ciencia, tecnología e
innovación, con la promoción de procesos de innovación abierta y la integración
de plataformas.
Precisamente, Juan Camilo Quintero, director ejecutivo
de Ruta N, explicó que eso es lo que está construyendo Medellín como ciudad
inteligente, “porque hablamos de sostenibilidad y calidad de vida soportada
desde la innovación, generando un cambio de mentalidad entre las personas para
estimular la transformación desde el conocimiento y trascendiendo solo lo
urbanístico”.
La inclusión ciudadana tiene en cuenta los espacios físicos pero
también crea consciencia en los ciudadanos en el manejo de tecnología, lo que
se llama la co-creación, donde las comunidades se involucran directamente en el
desarrollo de ciudad.
Emisiones
No obstante, para el análisis que hace la Cepal, la mayor parte
de las medidas que se aplican al momento del estudio en las ciudades bajo
análisis, y que generan un co-beneficio en términos de mitigación de las
emisiones de GEI, están dirigidas al control de la contaminación atmosférica
local, a la eficiencia energética, al mejoramiento de los sistemas de
transporte urbano o simplemente corresponden a medidas de carácter
recaudatorio.
El mismo Onu-Habitat advierte que las ciudades inteligentes
desempeñan un papel vital en la implementación y logros de compromisos dentro
del marco internacional sobre el cambio climático.
A nivel de megaciudades de la región, Bogotá es la quinta urbe
más poblada de América Latina, después de Sao Pablo, Ciudad de México, Buenos
Aires y Rio de Janeiro, sin embargo, la estrategia que utilicen ciudades más
pequeñas que estas en América Latina debe encaminarse a resolver falencias de
orden integral entre que tiene Colombia y desde la Cepal se ha dicho y tiene
que ver con los cambios estructurales para desarrollar la igualdad, industria
ambientalmente sostenible y con generación de empleo, además que el consumo sea
ordenado, con programas de reciclaje y adecuado manejo de residuos sólidos.
“Colombia tiene muy buenos recursos naturales pero la idea es
que los maneje de la mejor manera desde los mismos centros urbanos, eliminando
el impacto de externalidades como la contaminación, producto de la explotación
de recursos naturales”, apunta de nuevo el jefe de la Unidad de Políticas
Públicas para el Desarrollo Sostenible de la Cepal .
A todo esto, gremios colombianos como Analdex, conectan el papel
de la ciudades inteligentes con el crecimiento de su aparato productivo del
país, de su industria y de su conexión con el mundo desde el comercio exterior.
El mismo Javier Díaz Molina, presidente del
gremio de Comercio Exterior colombiano, indica que si se adaptan estas
prácticas en las diferentes ciudades colombianas, harán de este mercado de 48
millones de consumidores, un destino atractivo para cualquier país del mundo,
profundizando la balanza comercial.
http://www.elcolombiano.com/las-ciudades-inteligentes-credencial-en-la-ocde-KK1837048
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