En el mundo corporativo,
las empresas suelen ser clasificadas según el valor de sus activos: ellas
informan a sus accionistas de los activos físicos que poseen, el dinero en
caja, ingresos y beneficios. Cuando se trata, sin embargo, de la medición de
sus activos de conocimiento, la medición puede ser complicada. Pero la gestión
empresarial de esos activos puede ser fundamental para el éxito de cualquier
empresa.
En una entrevista concedida
a Knowledge@Wharton, Ian MacMillan, profesor de Gestión de Wharton, que es
también director del Centro de Investigaciones Empresariales Sol C. Snider, y
Martin Ihrig, profesor adjunto de Wharton y también profesor de la Escuela de
Graduación en Educación de la Universidad de Pensilvania, comentan acerca de
cómo las empresas pueden determinar cuáles de sus activos de conocimiento son
más relevantes desde el punto de vista estratégico y cuál es la mejor manera de
emplearlos.
A continuación, la versión
editada de la entrevista.
Qué significa “activos de conocimiento”
Martin Ihrig: Los activos de conocimiento son los impulsores del
conocimiento que llevan al éxito de una empresa. Pueden ser conocimientos no
estructurados, conocimientos tácitos. Es el caso, por ejemplo, de las
habilidades amplias de profesionales imprescindibles. Los activos de
conocimiento también pueden ser conocimientos estructurados, explícitos,
codificados. Ejemplos de eso serían las patentes, copyrights y derechos de
propiedad intelectual en forma codificada. Lo que llama la atención en los
activos de conocimiento es que mientras más se estructuran, más codificado es
el conocimiento, más fácil es compartirlo, tanto interna como externamente […]
Conocimientos altamente estructurados se pueden compartir en milésimas de
segundos por Internet, mientras que las habilidades y las experiencias más
profundas necesitan más tiempo para compartirlas con otras personas.
Ian MacMillan: Otra cosa que considero importante en relación a los activos
de conocimiento consiste en pensar en esos “activos” como pensamos en los
activos físicos. Hay conocimientos que simplemente no son muy valiosos desde el
punto de vista de la empresa. Y hay otros que son fundamentales para que la
empresa pueda competir. En ese momento empezamos a distinguir entre “activos de
conocimiento” y, digamos, “activos estratégicos de conocimiento”, que son
aquellos que marcan la diferencia en la capacidad de competir y de prosperar.
Cómo funciona el “mapa del conocimiento”
Ihrig: Respecto a los activos físicos, tenemos el balance patrimonial
que nos muestra lo que poseemos. Es más difícil, más complicado, tratándose del
conocimiento. Por lo tanto, con la ayuda de un mapa, identificaremos los
principales recursos del conocimiento que sostienen la ventaja competitiva de
una empresa. Vamos a hacerlo en dos dimensiones: una de ellas será la
estructura del conocimiento, partiendo de la ausencia de estructura a la
estructura consolidada, de la estructura tácita a la explícita. La segunda
dimensión será el nivel de la difusión. ¿Sólo algunas personas dentro de la
empresa tienen ese conocimiento? ¿Son muchas personas dentro de la empresa las
que tienen acceso a ese conocimiento? ¿La competencia tiene acceso a él? ¿Está
disponible para el público en general? Por lo tanto, esas dos dimensiones
—estructura y difusión— son importantes para el mapeamento de los recursos
críticos del conocimiento.
MacMillan: Una versión simplificada de eso aparece en el diagrama de
abajo. Tenemos dos dimensiones. Para simplificar, usamos las categorías muy
difuso o altamente no difuso; después, muy estructurado o codificado y no
codificado. Tenemos entonces cuatro bloques en que situaremos nuestro
conocimiento.
Sobre el arte de saber lo que es importante
Ihrig: Cuando analizamos [históricamente] la gestión del
conocimiento, observamos que había una tendencia de intentar capturar todo el
conocimiento de la empresa. En primer lugar, eso es imposible. Es muy difícil
capturar toda la experiencia tácita y colocarla en un sistema informático.
Pero, aunque fuera posible, habría una sobrecarga cognitiva debido al volumen
excesivo de datos. Por lo tanto, lo que proponemos es que nos concentremos en
los activos de conocimiento imprescindibles para el éxito y que proporcionan
apoyo al rendimiento. Los activos críticos de conocimiento deben ser mapeados,
de manera que la administración pueda decidir cómo desarrollarlos para generar
crecimiento y ventaja competitiva.
MacMillan: Además de eso, está el hecho de que podemos apropiarnos del
conocimiento en los cuatro bloques identificados, siendo que cada uno de esos
bloques tiene indicaciones específicas en cuanto a la posibilidad de echar mano
de ese conocimiento para crear y capturar valor en el mercado.
Transformar el conocimiento fundamental en innovación
Ihrig: La gestión estratégica del conocimiento vincula conocimiento a
rendimiento y crecimiento competitivos. Con la gestión empresarial del
conocimiento, buscamos comprender de qué manera la innovación se crea en las
empresas. ¿De qué manera las organizaciones, grandes y pequeñas, generan nuevas
ideas, crean nuevo conocimiento? ¿De qué manera ese conocimiento es entonces
desarrollado en busca de innovación? ¿De qué modo es compartido y aplicado en
diferentes contextos?
Ese vínculo con la innovación,
que es realmente importante, es capturado por la gestión empresarial del
conocimiento. Con nuestro proyecto, intentamos crear una investigación que
tuviera impacto, que realmente equilibrara teoría y práctica. Ese proyecto tuvo
como resultado publicaciones académicas y publicaciones orientadas a
especialistas. Conseguimos montar también un nuevo programa de educación para
ejecutivos en Wharton que lidia con la gestión estratégica de los activos de
conocimiento.
MacMillan: Volviendo al cuadro de dos por dos que creamos anteriormente,
cada uno de esos bloques tiene dificultades específicas asociadas a la manera
en que empleamos estratégicamente ese conocimiento y cómo lidiamos con la
innovación. Por lo tanto, respecto al conocimiento que está muy codificado y
difuso y sobre el cual todos tienen información, los desafíos difieren mucho
de, básicamente, ser capaz de descender a la parte inferior izquierda y
capturar el know-how de los profesionales imprescindibles en la empresa
imaginando de qué manera usar ese conocimiento para crear ventaja competitiva.
Sobre lo que puede y lo que no puede ser compartido
Ihrig: Con las redes de conocimiento, intentamos comprender los
eslabones entre los activos de conocimiento: ¿cómo están relacionados y de qué
manera interactúan? Un pequeño ejemplo consistiría en examinar la patente de
una nueva tecnología: eso sería un activo de conocimiento. Otro activo sería la
experiencia o el know-how del ingeniero que tuvo un papel crucial en el
desarrollo de esa patente. Por lo tanto, dos activos de conocimiento asociados
el uno al otro: esto sería una mini-red. La cuestión que se plantea es la
siguiente: cuando queremos ser estratégicos en relación al conocimiento y a
compartirlo, podemos desechar un activo del conocimiento y retener otro.
Por lo tanto, si miramos,
por ejemplo, Tesla, que el año pasado abrió sus patentes a la competencia,
observamos que la empresa puede haber renunciado a las patentes, pero no se
deshizo de los ingenieros que trabajaron en ellas. Es muy inteligente. Ellos
dan alguna cosa, pero la competencia no puede, necesariamente, hacer muchas
cosas con lo que recibe, porque otra parte de la red de conocimiento se queda
en la empresa y no es compartida.
MacMillan: Para mí, hay dos desafíos. Uno de ellos me hace pensar cuando
observo mis diversos activos de conocimiento: ¿habrá medios de unirlos? Porque
si yo uno dos activos de conocimiento, eso me permitirá producir una nueva
combinación que podría ser muy poderosa. El otro desafío consiste en saber de
qué manera yo, particularmente en lo que concierne al conocimiento más tácito,
puedo identificar de forma efectiva ese conocimiento y dónde puedo prosperar
usando ese conocimiento en un mercado competitivo.
Tomar notas
Ihrig: Cuando pensamos en innovación abierta y en compartir el
conocimiento o distribuirlo gratuitamente, antes de decidir qué compartir es
preciso saber lo que tenemos. Por lo tanto, para mí, el primer paso en un
proyecto de innovación abierta o de alianza estratégica hay que darlo
interiormente y hacer una reflexión sobre cuáles son los conocimientos críticos
de que disponemos. Y también cuáles son las lagunas de conocimiento, los
activos de conocimiento que no tenemos y que podremos buscar fuera. Por lo
tanto, creo que es realmente importante tener un mapa de conocimiento
estratégico para pensar, para tomar decisiones basadas en informaciones sobre
con quienes asociarme y qué tipo de conocimiento obtener de los socios.
MacMillan: Y si lo piensas, combinar dos conjuntos de conocimiento de un
modo nuevo es, básicamente, lo que hace la mayor parte de los empresarios. El
desafío consiste entonces en el hecho de que tengo una parte del conocimiento y
puedo subestimar su valor real hasta el momento en que comienzo a pensar sobre
quien más tal vez tenga el conocimiento y con quien yo podría asociarme. No
tengo que tener conocimiento nuevo. Lo que tengo que hacer es encontrar un
medio de identificar si ese conocimiento sería útil [como componente] de alguna
combinación nueva.
Convencer a las personas de que compartan ese conocimiento valioso
Ihrig: Hay una enorme dimensión cultural y política en lo que
concierne a compartir el conocimiento. Cuando observamos a las personas y sus
motivaciones, y también su carrera, a veces es difícil estimularlas a que
compartan su conocimiento. Pero las empresas de tecnología innovadora como, por
ejemplo, Google, encuentran medios de incentivar a las personas a que trabajen
juntas […] Un día por semana, cualquiera puede trabajar en un proyecto que
quiera, pero deberá hacerlo en equipo.
Por lo tanto, hay medios,
creo yo, de unir a los empleados y poner fin al temor de compartir el
conocimiento con tal de que contribuyan al mismo fin. Creo que eso es
importante, es decir, fijar un objetivo y hacer que todos se sientan cómodos
trabajando en equipo.
MacMillan: Este tal vez sea el momento de presentar otro gráfico. En él
vemos que en el extremo superior izquierdo está el valor, porque aquello que
tenemos es el conocimiento no difundido, por lo tanto otras personas van a
quererlo. Y nosotros lo tenemos. Aquello que tenemos es un conocimiento
altamente codificado, que es fácil de replicar y de usar.
Ahí está el dilema: las
personas en el extremo superior izquierdo quieren intentar mantener ese valor
y, a menos que reconozcamos formalmente que es necesario que ese conocimiento
sea difundido en la empresa para que podamos seguir adelante y prosperar de
forma competitiva, nada va a suceder. Por lo tanto, a menos que tengamos algún
tipo de mapa que nos muestre dónde está el conocimiento valioso, es decir, el
conocimiento que nos permita obtener buenos retornos con él, las personas
simplemente no lo compartirán. Lo segundo consiste en comenzar a pensar en la
manera de recompensar a las personas para que tengan el deseo de compartir.
MacMillan: En segundo lugar, si usted está en el extremo superior
izquierdo, necesita realmente asegurarse de que el conocimiento esté en aquella
categoría. Para evitar que las personas retengan el valor de ese conocimiento
dejando de compartirlo, hay que reconocerlo formalmente en el sistema.
Ihrig: En la empresa, lo ideal es que el conocimiento sea
íntegramente compartido, pero fuera de ella, es preciso ser estratégico: no es
necesario compartir su conocimiento con la competencia. En cuanto disponga del
mapa, en cuanto sepa lo que está estructurado, y lo que no lo está, y en qué
medida eso está difundido, podrá tomar decisiones estratégicas.
Cuatro bloques, cuatro tipos de empresas
Ihrig: Si miramos el gráfico, veremos —en una simplificación del
mundo— cuatro bloques. Hay empresas que, históricamente, pasaron por cada uno
de ellos. Tal vez fuera interesante hablar un poco al respeto.
Si miramos al bloque
inferior izquierdo, es en ese punto cuando la esencia de su conocimiento es
profunda, con conocimiento tácito, precisamente un tipo difícil de articular.
Es algo que está en la mente y en la experiencia de los especialistas. En
general, las empresas que encontramos allí son del tipo Goldman Sachs, que sabe
usar de manera brillante el know-how financiero y con eso producir nuevos tipos
de instrumentos financieros que, a continuación, son llevados al mercado. En la
medida en que el antiguo menú se modifica, esas empresas también cambian. Por
lo tanto, el punto central del conocimiento de la empresa consiste en saber usar
ese know-how. Un ejemplo mucho más pragmático de eso sería Bain, empresa de
servicios de consultoría, cuyo interés principal es el conocimiento profundo y
la capacidad de desarrollar nuevas soluciones para nuevos problemas.
En el lado superior
izquierdo están las empresas que dependen en gran medida del conocimiento
protegido bajo patente. Ejemplos hasta el día de hoy de empresas muy prolíficas
en patentes son IBM, Samsung, Canon. La esencia de su conocimiento consiste en
continuar generando patentes nuevas y protegidas.
A medida que nos
desplazamos a la derecha, el conocimiento está más difundido. Las empresas
localizadas en la parte superior derecha son empresas capaces de producir
nuevas combinaciones del conocimiento existente. Un buen ejemplo de eso y, en
realidad, fuente del concepto de innovación abierta, fue el consejero delegado
A. G. Lafley, de Procter & Gamble, que, en líneas generales, dijo: “¿Por
qué tenemos que crear nuevo conocimiento, por qué no vamos allá fuera a buscar
soluciones para los problemas?” Eso tuvo como resultado productos fantásticos
como el Swiffer. Era un negocio muy grande y fue creado tomando, básicamente,
fregonas viejas y detergentes y pensando en ellos de una manera nueva. La parte
inferior derecha tal vez sea la más interesante. Allí están localizadas
empresas que están siempre haciendo experimentos intentando descubrir nuevas
maneras de aplicar el conocimiento existente. Y nuestros ejemplos favoritos
son: la alemana Bayer, que hace 110 años crea nuevos usos para la aspirina; y a
W.L. Gore, que innova constantemente el uso del Teflon.
Ihrig: Creo que es importante que la alta gerencia piense acerca de
eso. ¿Qué tipo de activos del conocimiento tiene mi empresa? ¿Está en la parte
inferior o superior izquierda, en la parte inferior o superior derecha? ¿Cómo
puedo, entonces, desarrollar estratégicamente ese conocimiento? Hay
posibilidades de crecimiento en cada uno de esos cuadrantes.
http://www.knowledgeatwharton.com.es/article/como-determinar-que-parte-de-sus-conocimientos-realmente-importan/
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