(Agronegocios.pe) El tema de la tierra parecía estar ya superado, luego de las
reformas agrarias implementadas en varios países de la región durante la
segunda mitad del siglo pasado. Ahí donde se aplicaron parecía que se ponía fin
a una injusta distribución de la propiedad de este recurso natural, cuya
importancia no solo era –y es– económica, sino también social y cultural.
Pero resulta que, décadas
después, la tierra resurge como un problema aun más complejo, pues a una
(nueva) polarización (1) en la estructura de propiedad, se le suma la
competencia por su uso: alimentos, agroexportación, biocombustibles,
urbanización, industrias extractivas.
Ya no son solo ni
principalmente terratenientes ‘como los de antes’, sino corporaciones con
intereses diversos que buscan vorazmente el control de tierras y territorios
para rentabilizarlos como fuente de producción agrícola (alimentos para la
exportación o para la producción de biocombustibles), de especulación urbana,
de extracción de minerales, hidrocarburos y maderas, de recursos genéticos, de
generación de energía, hasta de protección ambienta. En este afán compiten
inversionistas, con todo tipo de ventajas, con los derechos de los ocupantes
originales: campesinos, indígenas, pequeños y medianos agricultores,
comunidades campesinas y nativas y pequeños centros urbanos.
Los gobiernos tienden a
atender los intereses de los primeros, quienes tienen a su favor la influencia
sobre las autoridades y el apoyo de importantes medios de comunicación. A
diferencia de la formación de los antiguos latifundios, el método para hacerse
de las tierras no es necesariamente ejercer la violencia sobre los ocupantes
(tampoco la excluye), sino la aprobación de leyes hechas a su medida y
conveniencia, así como el debilitamiento de los mecanismos institucionales de
defensa de los derechos de los ocupantes originales.
La acción política de
las poblaciones afectadas se convierte, así, en una necesidad para resistir la
agresiva ‘conquista’ territorial de las corporaciones y revertir las prácticas
institucionales que las limitan e impiden desarrollarse. Al lado y en alianza
con las poblaciones afectadas surgen iniciativas desde la sociedad civil para
contribuir a que sus derechos sean respetados a través del desarrollo de
diferentes mecanismos y canales de presión sobre el Estado, así como de
influencia en la opinión pública. De eso se trata esta publicación: de mostrar
las diversas formas en que son amenazados los derechos sobre la tierra de los
ocupantes (campesinos, indígenas, comunidades o pequeños agricultores) y las
distintas formas de resistencia, rechazo y respuesta a esas amenazas.
Tome nota:
- Fernando Eguren, Presidente
del CEPES
- (1) La polarización se
refiere a que, por un lado, un número significativo de campesinos, indígenas,
afrodescendientes, en general de pobladores en condición de vulnerabilidad
dominan una escasa cantidad de tierras usualmente de menor calidad y, por otro
lado, un grupo pequeño de inversionistas y corporaciones privadas se han hecho
del control de grandes cantidades de tierras, por lo general de mayor calidad.
http://www.agronegocios.pe/politica/item/5179-diez-propuestas-para-la-accion-politica-en-tierras-y-territorios
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